LEVANTE 0 - CELTA 1
Charles deja tocado al Levante
Un gol del delantero del Celta en el minuto 85 deja a los de Lucas Alcaraz una jornada más en puestos de descenso. Los gallegos se asientan en zona cómoda.
Cuando parecía que el Levante iba a salir vivo otra vez, se hizo justicia. No todos los días podía ser fiesta en el Ciutat. A los granotas esta vez les salió cruz. A punto estuvieron de ‘rascar’ un empate siendo arrollados por un Celta que mereció más y se llevó el premio que les deja virtualmente en Primera. Los de Orriols han de seguir remando.
Santi Mina se plantó solo delante de Mariño y el meta resolvió con reflejos. Habían pasado sólo cinco minutos. Acto seguido fue Uche quien remató un buen centro de Toño por encima del larguero. Se presumía, cuanto menos, un entretenido espectáculo. Pero se quedó en un espejismo. El Celta quería más el balón. Lo normal. Siempre que el lastimado césped se lo permitía. Y el Levante, a la contra. Lo normal también. Pero poco se veía a porteros, que es lo que importa.
Los de Berrizo dominaban a sus anchas, con un Krohn-Dehli en plan capitán general. Por dentro. Por fuera. Los granotas, encerrados. Aguantando marea. Mucha presencia, poco peligro. Hasta que al filo del descanso Orellana zarandeó la portería azulgrana con un zapatazo al palo izquierdo de Mariño. Los de Alcaraz sólo podían parar el vendaval con faltas, a la vez que se cargaban de amarillas.
Nolito rozó el palo nada más volver del descanso. Presagio de que el Celta no iba a quitar el pie del acelerador en el segundo acto. Los celestes ponían la calidad, aunque la voluntad granota está fuera de toda duda. A arreones levantaban a su gente Barral, Uche y compañía. Aún así, las ocasiones claras estaban en área de Mariño. Orellana todavía se está preguntando cómo perdonó una genial asistencia de Nolito en el segundo palo. El partido se rompía por momentos. Lucas metía a El Zhar para aprovecharse de la situación. Y Orellana volvía a fallar solo, esta vez de cabeza, otro centro de Nolito. Faltaba un cuarto de hora y podía pasar cualquier cosa.
Y pasó. Apareció la lluvia. A cántaros. Y apareció Charles. Sustituyó a Larrivey y tardó diez minutos en liquidar el partido empujando un pase de la muerte, otra vez, de Nolito. El derechazo fue el KO definitivo para un Levante que se quedó en la lona viendo como los puntos volaban hacia Vigo.