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ESPANYOL 1 - EIBAR 2

El Eibar estrena año con victoria en su visita a Cornellá

El equipo de Garitano se adelantó con un gol de Manu del Moral, y Bóveda hizo el 0-2 antes del descanso. En el 80 Caicedo maquilló el marcador.

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El Eibar estrena año con victoria en su visita a Cornellá
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Con un surrealista ‘Salchichas Fiestas’ felicitaba el Espanyol la Navidad a sus aficionados, enmarcado en una campaña —la ‘Maravillosa Minoría’— que siguió justo tras las campanas retando a cambiarse a “un equipo que gane continuamente”. Pero, pese a la racha con la que los pericos llegaban al primer encuentro de 2015 (dos victorias seguidas, siete sin perder en casa), tanto las ‘Salchichas Fiestas’ como el cartel de equipo ganador parecen casar más con un recién ascendido como el Eibar que con el propio Espanyol. Con este 1-2, los armeros ya no son revelación sino confirmación y se sitúan octavos con una sencilla pero notable lección.

Los de Sergio González comparten con el país los mismos problemas derivados de la crisis: la construcción y la estrategia. Al Eibar le bastó con esperar atrás, ordenado, para dejarles sin profundidad. Y, también necesitó muy poco, una jugada ensayada en un córner, para sentenciar el partido; el Espanyol es el equipo de la Liga que más goles concede a balón parado (ocho). El de Bóveda con la inestimable ayuda de Piovaccari molestando a Casilla, en el 38’, era el segundo tanto, precedido solo cuatro minutos antes por un arrebato de Saúl, asistente por partida doble, que Del Moral empujó en el 0-1.

Se quedó Piovaccari con ganas de marcar de verdad, y lo hizo en la reanudación, pero su tanto fue anulado por un milimétrico fuera de juego. Justo así seguían los pericos, que solo se desperezaban con algún chut lejano de Arbilla, como el que obligó a Irureta a emplearse a fondo en el 55’. Invocó el Espanyol al juego directo y a acciones laterales, como la falta que precisamente Arbilla sirvió para que Caicedo, con la testa y aprovechando la mala salida de Irureta, introdujo para reducir distancias. Despertaron los pericos, acostumbrados a marcar siempre en los diez últimos minutos, pero esta vez el fútbol no recompensó su racanería sino el saber estar del Eibar.