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Barcelona - PSG | Cavani

"Consigo evadirme del fútbol estudiando para ser agrónomo"

Uruguayo de los pies a la cabeza, el delantero del PSG será una de las principales amenazas del Barça para el partido de mañana en el Camp Nou. Habla de todo con criterio-.

Actualizado a
"Consigo evadirme del fútbol estudiando para ser agrónomo"
AStv

¿Jugó alguna vez en el Camp Nou?

—Sí. Fue en el trofeo Joan Gamper de 2011.

—¿Guarda algún recuerdo?

—Sí, me anularon un gol de chilena por falta sobre Piqué.

—¿Vio mucho al Barça?

—Estuve muy atento al Clásico del Bernabéu y visioné los resúmenes de Champions.

—¿Qué le está pareciendo el equipo de Luis Enrique?

—Levantó un momento complicado después de que les ganásemos en París (3-2). A las semanas perdieron en el Bernabéu y en casa ante el Celta.

—¿Qué es el PSG?

—Un gran club con un inmenso proyecto deportivo.

—Después de la inversión que hicieron, ¿sienten ustedes ya la presión por la Champions?

—No sé cuánto invirtieron. Me siento responsable de lo mío a nivel individual y colectivo. A los uruguayos, de por sí, ya nos gusta la presión, los grandes retos. Se montó un proyecto muy atractivo en el que me informaron que por mí abonaron una fortuna que me obliga y conlleva a estar siempre atento a lo que se me pida.

—¿Qué partido debe esperar el aficionado?

—Seguro que los dos equipos trataremos de no defraudar a nadie. Queremos acabar primeros de grupo.

—Pues empatando les vale.

—Saldremos a ganar.

—¿Cómo ve a Luis Suárez?

—Bien. Pasó un mal momento, como todos sabemos, y reflexionamos a posteriori. No fue nada sencillo ni para él ni para los uruguayos. Pero afortunadamente ya se siente tranquilo, bien y feliz. Sabe que juega en un gran club, en un equipo diseñado para practicar un fútbol sensacional.

—¿Le sorprendió que fichase por el Barcelona?

—No, para nada. Seguro que en el Camp Nou su rol será muy diferente al del Liverpool, pero allí estará rodeado de figuras.

—Le hablan de Messi, ¿y?

—Pues que nos referimos al mejor futbolista del mundo de los últimos siete años. Prácticamente es imposible pararlo cuando lleva la pelota en los pies. Leo no habla, apenas se queja y sólo juega al fútbol.

—¿Cree que cuando funciona el Barça arranca Leo?

—Evidente.

—¿Cómo se puede frenar esa complicada ecuación?

—Por mi experiencia en este tipo de partidos, que no es mucha, la clave puede ser preparar bien una fase defensiva organizada, escalando los mejores futbolistas del equipo rival y en el momento de recuperar el balón tener fuerza para hacer daño, en esa táctica se precisa mucho sacrificio.

—¿Lo dice por experiencia?

—Sí. En la Copa América de 2011, por ejemplo, en los cuartos de final nos medimos a Argentina. Quedamos empatados a uno y pasamos nosotros, los uruguayos, desde el punto de penalti.

—¿A usted le costó adaptarse al fútbol europeo?

—No, pero me ayudó que la llegada fuese a Palermo, la tierra de mis abuelos. Me sentí más cómodo. ¿Por qué lo dice?

—Por Neymar.

—Me parece asentadísimo en el Barça y en el fútbol de este lado del mundo. Junto con Messi forma ya desde la pasada temporada una de las mejores duplas del planeta.

—¿Qué tiene Thiago Silva?

—Todo. Es uno de los mejores centrales del mundo. Es rápido, fuerte, con potencia de salto, visión, sabe anticipar... Ya era así en Italia, cuando el Milán lo volvió a traer desde Brasil a Europa.

—¿Qué le parece la temporada del argentino Pastore?

—Tiene mucha personalidad y eso lo lleva hacer cosas muy lindas con la pelota. Todos nos alegramos que se sienta bien para que rinda y juegue como lo está haciendo ahora.

—Hace dos años ya lo bordó en el Camp Nou.

—Yo no estaba. Era futbolista del Nápoles, pero recuerdo haber visto el partido. Lo que es importante es que la mejor versión de Pastore, la de ahora, le hace estar en un top muy selecto de jugadores.

—¿Entiende que Blanc tiene buenos recursos como entrenador?

—Está al mando de un grupo de futbolistas que se quieren hacer grandes a su lado. Seguro que alguna vez no salieron las cosas como él las habría previsto, pero los errores entran en el camino de todo ser humano. Para eso aparecen, para ser corregidos cuando se asemeje la situación. El míster tiene muchas cosas que dar en el fútbol y espero que sea por el bien de París Saint Germain.

—¿Cómo está Ibrahimovic?

—Es un gran delantero y está volviendo a recuperar su mejor versión.

—Usted que es un hombre inquieto culturalmente, ¿disfruta mucho de la oferta que le da París?

—Más que visitar museos, que hay muchísimos, lo que sí que hago es perderme por sus calles llenas de historias.

—¿No le reconocen?

—Sí, pero existe mucho respeto.

—¿Lee mucho?

—Algo, pero también tengo otras aficiones cuando estoy en casa. Aprovecho el tiempo para cocinar, relajarme, estudiar.

—¿Estudiar?

—¿No puedo?

—Por supuesto. Le felicito.

—Gracias.

—La pregunta que viene ahora es evidente, ¿no?

—(Ríe). Estudio para ser agrónomo.

—¡Anda!

—Sorprendido, ¿eh? Esa es mi manera de evadirme del fútbol, de la competitividad y de partidos como el del miércoles. Estudio para lo que me quiero dedicar cuando me retire de esta profesión para la que Dios me dio unas condiciones que he podido desarrollar. La agronomía es lo que me conduce al poder estar con calma, disfrutando del aire libre.

—¿Es más de animales o de las hortalizas, verduras...?

—De todo, pero me quedo con los animales. Juego al fútbol por la pasión que le tengo y porque lo considero un trabajo. Soy responsable en mi vida con todo lo que hago, trato de disfrutar de todo en el momento en el que me calzo las botas de fútbol. Hasta el día que me retire daré lo mejor esperando sin dejar nada a medias.

—¿Esos valores se los enseñaron en su casa?

—Si eso significa crecer pensando de esa manera, sí. El tenerlo tan claro y el querer estar ahora en Europa jugando al fútbol no me quitan las ganas de regresar a mi casa, a mi país, a mi querido Uruguay.