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ESPANYOL 1 - VILLARREAL 1

Colotto premia al coraje y penaliza al conformismo

Mario adelantó al Villarreal en la primera parte y el central argentino firmó el empate en el 90' cuando el Espanyol, que reclamó varios penaltis, había perdido la esperanza.

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Colotto premia al coraje y penaliza al conformismo
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Quiso llevarse los tres puntos el Villarreal del Power8 Stadium, su feudo fetiche, con el máximo pragmatismo: defendiendo bien y aprovechando sus ocasiones. Hizo el 0-1 en la primera que tuvo y a punto estuvo de lograr su objetivo, pero el Espanyol se despojó de su indolencia en los minutos finales para igualar. Lo hizo Colotto, en el 90’, culminando el empuje de los pericos en ese ‘rush’. Lo advertía Sergio en la previa: Cornellà es mágico

Fue la primera mitad un homenaje al fútbol aéreo, pero no a los acróbatas, sino a las pérdidas de balón remendadas con balones largos y altos sin destino. Y el Villarreal se movió mejor en esa nada absoluta, aprovechando el primer remate a puerta para avanzarse. Mario superó con facilidad al debutante Eric y a Casilla, gracias a una dejada de cabeza de Cheryshev que supuso medio gol. Se crecieron los amarillos, con dos llegadas en tromba, de nuevo Mario y Vietto, que el meta perico atajó ‘in extremis’. Y el Espanyol, noqueado, trató de despejarse con una sola llegada, un córner muy cerrado de Lucas que Costa salvó en línea de gol. 

Conforme Marcelino con el 0-1 entre hasta ocho rotaciones respecto a la Europa League, fue Sergio el que removió banquillo y sistema, para pasar a un 4-2-3-1 que propició un intercambio de golpes más atractivo. Lo probó ya Colotto por dos veces, primero con una rosca blanda y después en una peligrosísima acción de estrategia que estrelló en el lateral de la portería, previa ocasión clarísima que Uche desechó ante Casilla. Más manifiesto fue aún el remate de Veitto rechazado por Fuentes entre los palos.

Y llegaron los minutos finales, en que la defensa del Submarino se sumergió y reclamó el Espanyol dos penaltis. Dio Asenjo un susto mayúsculo, se repuso, trató de despejar un centro de Sergio García y lo recogió Colotto. Fue el premio al arrojo y castigo al excesivo conformismo.