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OSASUNA 2 - BETIS 1

Tarde dramática en El Sadar

Los goles de Oriol Riera y Acuña pusieron pronto en ventaja a los navarros en el adiós de Puñal en un partido al borde de la tragedia. El resto de resultados no obraron el milagro.

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Tarde dramática en El Sadar

Osasuna desciende a Segunda 14 años después, el día de la despedida de su gran capitán, Puñal. El partido, marcado por la rotura de una valla que provocó varias decenas de heridos y la suspensión del encuentro durante media hora.

Osasuna desciende a Segunda División después de 14 años seguidos en la máxima categoría. La victoria ante el Betis no bastó para mantenerse a los de Javi Gracia, pues necesitaban también de algún resultado favorable en Vallecas, Almería o Valladolid. Fue una tarde de drama, empañada por las lagrimas de despedida de uno de los mayores emblemas que ha tenido el club navarro sobre el campo, Patxi Puñal, y agitada por el susto que dio la rotura de una valla en el sector de los Indar Gorri, que dejó a 40 hinchas afectados, aunque afortunadamente sólo seis de ellos tuvieron que acudir al hospital y ninguno con heridas graves. La rotura provocó que el partido se suspendiera una media hora y retrasó el inicio de la segunda parte en los otros estadios donde también se decidía el descenso.

El accidente de la valla vertebró un partido que futbolísticamente careció de historia, sobre todo porque su resultado terminó siendo intrascendente. Si a los 11 minutos el 1-0 de Riera había provocado la avalancha, el 2-0 de Acuña (14') llegó nada más el fútbol se reanudara. Ahí prácticamente acabó de claudicar un Betis que saltó al césped sin tensión ni respeto por lo que ocurría en otros estadios, con la excepción habitual de su portero, Adán, la de Salva Sevilla, de cuyas botas salieron las mayoría de las ocasiones verdiblancas y, en la segunda parte, de Chica. A pesar de hacer un partido mediocre en defensa, el catalán avisó con un chutazo que paró Andrés Fernández (el mejor del partido) y minutos después mandó a la escuadra un derechazo (2-1, 70') que le puso al encuentro algo de picante.

Nunca, y menos después de ese golazo del Betis, estuvo Osasuna en Primera División. Necesitaban los rojillos que además de su victoria perdieran Getafe, Granada o Almería y en el caso de los almerienses, con goles de por medio. Pero no llegaban buenas noticias desde ningún campo y, falto de moral, Osasuna bajaba los brazos poco a poco mientras el Betis se hacía acreedor al empate con ocasiones de Rubén Castro y Juanfran. Puñal animaba, corría, presionaba, moría con la rabia de quien no quiere retirarse dejando a su club del alma en Segunda... Hasta se ganaba la única amarilla del partido, a falta de 10 minutos. Pero la tragedia osasunista se consumaba, desesperado El Sadar, con la tristeza multiplicada por la despedida de su gran capitán.