Cien por cien del Espanyol

Se celebraba el primer centenar de partidos oficiales en Cornellà-El Prat y, aunque no hubo vídeo conmemorativo con capturas de los mejores momentos, ni falta que hizo. El homenaje a su estadio lo dio el Espanyol, que pasó de cero a 100 en las décimas de segundos que duró el saque inicial, y que no dejó de tocar y tocar hasta hallar el primer gol, los cimientos de la victoria, a los dos minutos. Solo dos veces había impactado el balón en un jugador del Elche hasta el 1-0: uno para desviar el balón a banda y el segundo, a la esquina. Y de ese córner nació el tanto que marcó el resto del encuentro, botado por Simao y rematado por David López en el primer palo; estrategia ensayada y repetida hasta la saciedad esta temporada, que ya tuvo recompensa ante Tottenham y Valencia, pero que los franjiverdes parecieron no conocer, pues dejaron al mediocampista totalmente libre de marca.

Irrumpieron los pericos como un vendaval, mérito de Aguirre, vengando el 2-1 de la primera vuelta en el Martínez Valero. De hecho, el partido fue un calco de aquel pero al revés, con el Espanyol un punto por encima del Elche entonces. Solo Manu Herrera pudo aguantar las embestidas que siguieron al primer tanto, salvando ocasiones de Sergio García y de Stuani. Pero nada pudo hacer en el 2-0, otra acción a balón parado y de nuevo servida por Simao, merced a que Pizzi había sacado petróleo de un balón extraviado casi en línea de fondo. Simao —tan desaparecido en el juego combinativo como crucial en las asistencias de estrategia— esta vez envió al segundo palo y, ante la pasividad de la zaga ilicitana, a Colotto le bastó con meter el pie para marcar. Ponía la guinda al partido 100, pues lo anotó en las postrimerías del minuto 20, por lo que Cornellà-El Prat pudo festejarlo en el 21’, propiedad del eterno Dani Jarque.

Completaba el Espanyol una primera mitad tan radiante como el sol que lucía sobre la grada mientras Escribá buscaba alternativas a su indolencia —lo estuvo fiando todo a Cristian Herrera mediante balones largos que nunca llegaron a nada— y adelantó líneas tras el descanso, superando así la feroz presión del mediocampo perico. Pronto Coro pidió un penalti de Moreno que no lo fue, lo mismo que Pizzi con Damián Suárez. Y precisamente el luso se encargó enseguida de despejar dudas, poniendo la guinda a su insistencia y a su mejor partido como blanquiazul con el 3-0, un zurdazo que Botía desvió lo justo para que entrase. Entre Simao y Pizzi ofrecieron la banda sonora al centenario de Cornellà-El Prat: un fado.

Aún tuvo el cuarto el Espanyol en un cabezazo de Stuani. Pero estaban tan sembrados los pericos que ellos mismos, en un mal despeje de Fuentes, convirtieron el 3-1: una especie de selfie como en los Oscars. No lo celebró el Elche, acaso pensando ya en el Betis.

Un encuentro, el próximo, que los franjiverdes deberán ganar para no meterse de lleno en la zona peligrosa. Un descenso del que se aleja definitivamente el Espanyol, que con su partidazo mete la cabeza de nuevo en la pugna europea.