El Elche aleja a un Rayo que jugó con diez 72 minutos

Si hay algo que no se puede reprochar al Rayo es que tiene impregnado el estilo de Paco Jémez. Podrá gustar más o menos. Pero nadie puede negar que el equipo quiere salir siempre jugándola desde atrás, sin dar ni un patadón en el origen de las jugadas. Y ese estilo tiene su riesgo. Y muy alto. Desde el principio se vio que con esa manera de jugar y con lo rápido que estaba el campo debido a la lluvia, a los vallecanos les esperaba un partidazo o un duelo para olvidar. Puerta grande o enfermería. Y salió lo segundo. Dos errores en las inmediaciones del área propia le condenaron y dan la vida a un Elche que llevaba desde noviembre sin ganar.

La jugada que marcó del partido llegó muy pronto. Saúl y Nacho intentaron sacar de cabeza un balón en el área. Pero el éxito fue tan nulo como el traje de Messi en la gala del Balón de Oro. Carles Gil la pinchó en el área, dio el pase atrás y cuando Coro iba a fusilar a Rubén, un leve toque en la espalda de Baena le fulminó como si le hubieran disparado desde el Anillo Superior. Pérez Montero señaló el triple castigo: penalti, roja y gol de Albacar.

La pena para los rayistas fue tan excesiva, que a los delanteros franjiverdes se les debió ablandar el corazón y perdonaron una y otra vez. Cristian y, sobre todo, Aarón perdonaron un 2-0 que habrían llevado al Elche al descanso con una tranquilidad hasta ahora inaudita en el Martínez Valero.

En la reanudación, el Rayo intentó intimidar algo al Elche por medio de Lass y Saúl. Pero le duró la batería diez minutos. A partir de ahí, el Elche llegó y llegó, aprovechando la superioridad numérica y el bajón físico rayista. Pero entonces apareció Rubén. A pecho descubierto le acribillaron Javi Márquez, Cristian, Aarón, Coro y Damián, en sólo seis minutos. Las despejó todas y mantuvo a su equipo con un hilo de esperanza. El runrún se empezó a instalar en la grada. Los goles recibidos por el Elche en el último tramo de los partidos pululaban en el ambiente. Pero entonces volvió a aparecer el Rayo de los errores (y de los horrores). Saúl la perdió en la frontal ante Boakye y Márquez apostó esta vez por la colocación en vez de por la fuerza. Ahí se cerró el duelo para todos. Menos para Rubén que aún tuvo tiempo de despejar otro latigazo de Coro. El Elche respira y el Rayo vuelve a las andadas.