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Espanyol 1 - Sevilla 3

Rakitic y Bacca fulminan la racha del Sevilla a domicilio

Emery se refuerza con la primera victoria fuera tras 22 salidas y traspasa la crisis a Aguirre, que suma su sexta derrota en ocho partidos.

Actualizado a
Rakitic y Bacca fulminan la racha del Sevilla a domicilio
David RamosGetty Images

Se presentaba este Espanyol-Sevilla como un plebiscito para Emery, en la cuerda floja, y como una suerte de reencuentro para Aguirre con Cornellà-El Prat, en su partido 38 de Liga al frente de los pericos, en una jornada eminentemente familiar preparada por el club local. Pero el Sevilla, que había intentado de todas las maneras posibles alcanzar una victoria como visitante que no lograba desde hacía 23 salidas, en septiembre de 2012 en Riazor, se topó primero con dos goles tempraneros de estrategia y después con la placidez absoluta del que se siente jugando en casa ante un adversario muy inferior, que ni Sergio García en una acción aislada inquietó con el momentáneo y engañoso 1-2 hasta la sentencia de Bacca. La clave, no de la insultante superioridad hispalense (que tuvo mucho que ver con los deméritos blanquiazules) pero sí de los goles de la victoria, estuvo en la presencia de Rakitic, y eso que la afición le pedía a Emery que lo reservase para el derbi sevillano de la próxima jornada, al comparecer en Cornellà-El Prat con cuatro amarillas. Golpe de entrenador, que sale reforzado, mientras que su homólogo a Aguirre le empiezan a envolver un mar de dudas, después de haber sumado cuatro puntos en ocho jornadas (seis derrotas), una racha rubricada con una derrota sencillamente horrorosa e indefendible, y en casa.

Desde luego, no eligió Aguirre la mejor manera de celebrar una Liga completa, 38 jornadas, al frente del Espanyol, pues como si de un homenaje se tratase su equipo mostró en solo diez minutos de partido una involución a los tiempos de justo hace un año, los que significaron el final de Pochettino. Los dos goles del Sevilla llegaron a balón parado, que había sido precisamente la mayor de las carencias del hispanoargentino y un arma letal a favor desde que Aguirre le sucedió. Rakitic prácticamente se bastó para desarbolar el juego defensivo en estático, el despiste de los centrales en sus marcas, especialmente Sidnei. En el 0-1, a los tres minutos, el brasileño dejó completamente solo a Fazio para rematar lejos del alcance de Casilla un balón colgado desde los 40 metros por Rakitic en lanzamiento de falta. Y en el segundo, en el10’, Vitolo de nuevo libre de marca remató al segundo palo el rechace de un córner servido por el croata. En lo que se tarda un domingo por la mañana en despegarse de las sábanas, un Sevilla picarón había sacado petróleo de un Espanyol privado de la solidez marca de Aguirre y sobrado de la inocencia de otros tiempos.

Si poco habían necesitado para ponerse 0-2, aunque en realidad era fruto del trabajo y de saber a qué rival se enfrentaba, a los de Emery les siguió bastando ir a medio gas para mantener la ventaja y dar, de vez en cuando, algún susto a Casilla, como la falta a bocajarro de Rakitic en el 29’ que Casilla desvió con la yema de los dedos a córner, tras ignorar la obstrucción de Bacca en esa acción que Piti puso de moda la semana pasada y que la nueva normativa arbitral permite. El Espanyol, que había partido con una alineación tan defensiva como cuando juega a domicilio y, por tanto, con la misión de aguantar la portería a cero, apenas supo que hacer con el esférico cada vez que lo robaba. Pero, como el Sevilla en los diez primeros minutos, los pericos se percataron de que con un esfuerzo de mínimos se puede hacer mucho en esta Liga empobrecida. Y así, en su primer remate a puerta, Sergio García redujo distancias, en el 23’, con la zurda tras un buen pase al espacio de Lanzarote. Nunca antes (y posteriormente, tampoco) se vio una acción combinativa de un Espanyol que quizá debería aprovechar más su calidad técnica en lugar de obcecarse con el control defensivo que ni siquiera posee ya.

Y así al fin lo implementó Aguirre tras el descanso, tal vez por verse con un 1-2 demasiado positivo (aunque resulte paradójico) para los pericos, dando entrada a Córdoba y a Thievy. Con mayores revoluciones en el bando local, Beto tuvo que obstruir un chut de Víctor Sánchez, asistido por el colombiano, que hubiera significado el empate, en el56’. Un mero espejismo, pues dos minutos después otro colombiano, Bacca, sentenció con una acción individual maravillosa, en la que le hizo un traje a toda la defensa del Espanyol y concretamente a Sidnei, al que dejó definitivamente en evidencia superándole por velocidad con un autopase antes de cruzarle el balón a Casilla. A media hora para el final, se confirmó el paseo matinal de domingo de un Sevilla capitaneado por Emery y sorprendido por la facilidad para golear, y el desquicio de un Espanyol al que desde la grada comenzaron a silbarle como no había sucedido todavía en la era Aguirre, antes de culminar un partido infame con la expulsión por doble amarilla de Víctor Sánchez, quien aun así salió aplaudido por el poco público que restaba en la grada. En la previa, el técnico mexicano, bromeando, había instado a un periodista a “meterse chicharrones en la boca” cuando éste le preguntó por la posibilidad de una derrota que aupase al Sevilla. Tras la humillante derrota, seguramente Aguirre no eligió chicharrones para amenizar su amargo vermú de domingo.