El Celta sobrevive al arreón final del Villarreal en Balaídos

Celta y Villarreal habían comenzado la Liga a un gran nivel futbolístico, con una propuesta atacante que enamoraba y teniendo buenos resultados como aval. Ambos, quizás por miedo, renunciaron a sus ideales. Es cierto que Luis Enrique y Marcelino demostraron con sus cambios que no se conformaban con el empate, pero los jugadores no respondieron sobre el césped.

Sólo Jonathan Pereira se salió del guión. El vigués se exhibió en Balaídos. Su movilidad desquició a la zaga celeste y rozó el gol en varias ocasiones, pero se topó con Yoel. El pequeño delantero también sacó a relucir todo su repertorio de asistencias, pero sus compañeros no tenían el día.

Mientras el equipo amarillo se encomendaba a la magia de Pereira, el Celta no encontraba ningún camino hacia el éxito. Todas las puertas estaban cerradas y la inspiración no aportó ninguna llave. No era el día.

Sorpresa. Luis Enrique sorprendió con su alineación. Se cargó del once al capitán Borja Oubiña para adelantar a Fontàs a la posición de mediocentro e incluir a Aurtenetxe en el eje de la zaga. El experimento le funcionó porque el canterano del Barça fue el mejor jugador del Celta. Rindió a gran nivel, siendo muy solidario en las ayudas, crucial al corte y sacando el balón jugado desde atrás. Su aportación fue clave para que el Villarreal no se llevara los tres puntos de Vigo.