El Granada y el Betis logran un empate en impotencia

Granada y Betis empataron a cero un partido espeso, con algo mas de picante en el segundo tiempo, pero al que la igualada y la ausencia de goles no se pueden calificar de ninguna manera como inmerecidas. Dos equipos a los que les cuesta marcar cuando no tienen a sus futbolistas de más fama (merecida) goleadora, Ruben Castro y Piti. El primero persiste en su calvario de lesión y sorprendentemente, fue el descarte de la lista de Mel. Al segundo le tiene fuera una rotura muscular. Sin ellos, el partido perdía y vaya si ocurrió así.

A las 14:22 entró el otoño pero en el patatal infame de Heliópolis, bajo la flama de septiembre, todo era calor, sudores, tortura futbolística. Al último partido del verano en Primera no hubo mucho tiemoo por donde cogerlo, sobre todo en una primera parte sin tiro peligroso entre los tres palos, sin tiros apenas, con un cabezazo desviado de El-Arabi, un chut más desviado aún de Molina y otro manso de Paulao a las manos de Roberto, el único que al menos fue a puerta durante los primeros 45 minutos.

Peor no podía ser el partido y afortunadante, no lo fue. Salva y Buonanotte eran los que parecían poder sacarlo de la completa espesura y lo intentaron con peligro nada más comenzar el segundo tiempo, con un chut y una falta que pusieron a Roberto en apuros y con un pressing a Sara, el segundo, que casi da un disgusto a su compatriota. Mel sacó al tanque Braian y le dio presencia aérea y de área al ataque bético. El partido subió de tono, provocado seguramente también por el cansancio que la temperatura había provocado, y Molina pudo inaugurar el marcador en el primer disparo franco, fuerte pero demasiado centrado.

Una salida a por uvas de Guillermo Sara pudo costarle cara al Betis, pero El Arabi volvió a rematar a ninguna parte. Tampoco Cedrick acertó a otra cantada, esta de Roberto, aunque el portero granadinista tenía coartada, pues segundos antes había hecho una gran estirada para salvar un gran chut de Verdú, recién salido por Salva. El catalán le dio algo más de juego al Betis. Sara no alcanzó otro disparo peligrosísmo de El Arabi tras gran jugada de Brahimi, pero el balón salió lamiendo el poste. Más lamiendo los dos postes, sin duda, se quedó un cabezazo de Cedrick a puerta vacía, la ocasión más clara que había y hubo hasta el final, incluso más que otra en la que Verdú, sin angulo, estuvo a punto de batir a Roberto con una preciosa vaselina. No era el día del gol en Heliópolis, que el jueves, ante el Lyon y en Europa, vio otro partido sin mucha historia y con otro triste empate a cero.