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ESTORIL 1 - SEVILLA 2

Brilló Marin y decidió Gameiro

El alemán, con dos asistencias y un partidazo, lideró a un un Sevilla que logró un triunfo esforzado en Estoril. Gameiro, providencial: marcó el gol de la victoria en el 77'.

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Brilló Marin y decidió Gameiro

Kevin Gameiro, ese francés que ha sido durante años la niña de los ojos de Monchi hasta que lo conquistó, le evitó un buen disgusto al Sevilla en Estoril, donde hasta el minuto 77 apenas era capaz de cosechar un frustrante empate en un campo que era un mini-Pizjuán (casi tres mil sevillistas en la grada) y donde estaba obligado a demostrar mucha más jerarquía. Emery recurrió a Gameiro porque temió un pinchazo sonado, de esos que tiene prohibido el Sevilla si quiere recuperar imagen en el continente. Y en Gameiro, al fin, encontró un buen socio Marko Marin, que remó solo toda la noche, asistió a Vitolo en el 0-1 y puede irse contento a casa. Si el Sevilla ganó fue por su determinación.

Disminuido por la poca creatividad de sus dos mediocentros, el irascible M’Bia e Iborra, el Sevilla se plantó en el Antonio Coimbra con un único argumento en la primera parte: las conducciones de Marko Marin, que unas veces terminan en jugada de videoteca y otras, las menos, en viajes a ninguna parte. Marin y dos buenas cabalgadas de Vitolo, que ya enseñó planta y zancada en el Camp Nou, resultaron demasiado poco plan para el Sevilla, planísimo. El Estoril, algo duro por fogoso pero noble, también quiso jugar y aunque no inquietó a Varas no desentonó tanto como se esperaba. Bacca estuvo poco preciso con la espada. Debió marcar en los minutos 9 y 22, pero la primera vez su disparo con el exterior se encontró con Vagner Silva y, en la segunda, con Mano bajo palos. Marin también rozó el gol dos veces pero acabó lejos de la portería del Estoril por la falta de pasadores en el medio.

Por no dejar mal el guión del primer tiempo, el alemán, incansable, empezó con otro monólogo la segunda parte. Así, regaló el 0-1 a Vitolo en su enésima acción individual, esta vez resuelta de forma clarividente. Eso fue en el minuto 58. Tres minutos después, el Estoril ya había empatado, la mejor prueba del flojísimo estado de cocción de un equipo que ha tenido que soportar la marcha de sus dos banderas, Navas y Negredo, y sus dos sostenes, Medel y Kondogbia. A día de hoy, eso sigue siendo demasiado para el Sevilla.

Emery, como era previsible, miró al banquillo y encontró rápido a Rakitic y Gameiro, jugadores de talla superior a un debut europeo en Estoril. Doce minutos después de salir, el francés controló un cambio de orientación de Marin y clavó la pelota en el rincón. Lo celebró sin ningún aspaviento, como si fuera un partido de pretemporada, pero para el Sevilla era mucho más. Una frustración nada más empezar la competición hubiera resultado demasiado. El final, además, dejó un buen guiño de Javi Varas, que le salvó la victoria al Sevilla en el minuto 93 con una parada que le sitúa de vuelta. Es bienvenido.