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Manchester United - Real Madrid

La Décima exige realizar una hazaña en Old Trafford

Los blancos llegan lanzados. Ferguson jugará hoy a lo mismo que Mou: al contragolpe. El Madrid ha marcado fuera en sus 15 salidas europeas con el técnico portugués.

Actualizado a
El Madrid se juega la Décima en Old Trafford.

El Real Madrid es un equipo superior al Manchester United. El hecho admite poca discusión y resultaría reconfortante si asegurara la clasificación para los cuartos de final de la Champions, aunque no garantiza nada, o mejor será decir que no lo garantiza todo. Ayuda contar con mejores futbolistas, desde luego. También es altamente beneficioso formar un grupo más sólido. Seamos claros: ser el mejor contragolpeador del mundo es una ventaja formidable, especialmente si se juega fuera de casa. Lo comprobamos en el Camp Nou, en una eliminatoria con el mismo marcador en el partido de ida: 1-1. Lo lógico es que el Madrid, como sucedió entonces, marque un gol, o varios, y que la herida del Manchester se haga más profunda cuanto más quiera aliviarla.

El inconveniente es que los partidos no acostumbran a repetirse. Nunca cada siete días. El Manchester, además, no es el Barcelona. No tiene intención alguna de morir de amor y su elección táctica será la misma que la del Real Madrid: jugar a la contra. Ferguson también ha leído El arte de la guerra, de Sun Tzu: "Los buenos guerreros hacen que los adversarios vengan a ellos".

Cautela. Aceptada la importancia casi esencial de marcar primero, uno de los mil partidos posibles estaría condicionado, en contra de lo previsto, por la extraordinaria cautela de los contendientes. En ese escenario, Pepe tendría opciones de repetir en el centro del campo, en compañía de Xabi y Khedira, y en sacrificio, probablemente, de Higuaín. Pepe no sólo pondría garra en el mediocampo: también añadiría centímetros a la defensa en las jugadas a balón parado. La ley de la gravedad haría resto: en quince partidos de Champions con Mourinho, el equipo ha marcado siempre. El Manchester ha recibido 21 goles en 21 partidos en Old Trafford.

Con Pepe o sin él, las sorpresas tácticas no deben descartarse, pues el partido también es un duelo intelectual entre Ferguson y Mourinho, que suelen jugar a ser maestro y discípulo. La admiración que se profesan públicamente no excluye ni la rivalidad ni el engaño. También lo dice Sun Tzu, en su manual del guerrero: "Cuando se está cerca se debe parecer lejos; cuando se está lejos, se debe parecer cerca". Si hacemos caso al general chino, no son elogios lo que se lanzan, o no completamente: son boomerangs.

Juego. Mientras en el Madrid la novedad sería la inclusión de un trivote, en el Manchester la duda estriba en acertar con el sustituto del lesionado Phil Jones: Giggs o Kagawa. Ambas opciones resultan ligeramente excéntricas (o un cuarentón o un japonés), pero aportan buen fútbol a cambio de tonelaje.

Al margen de los conejos y las chisteras, Cristiano es el actor principal. Su presencia es la última explicación de cualquier teoría y la base del optimismo madridista. Lo que no está tan claro es que volver al que fue su estadio durante seis años suponga un estímulo para él, más habituado a motivarse desde el odio que desde el amor.

Aunque hace casi 45 años que no elimina al Madrid, el Manchester ha disputado tres de las últimas cinco finales de Champions. Ahí está todo. Lo cerca y lo lejos que se encuentra la clasificación, la gloria del partido. Decimos que ganará quien marque más goles, pero es mentira. Ganará quien no sienta vértigo.