Valencia-Real Madrid: una revancha en dos partes

Si un entrenador del Real Madrid quisiera ser despedido no tendría más que cuestionar a Casillas, enfrentarse a Cristiano Ronaldo o abandonar un entrenamiento antes de tiempo para ver jugar a su hijo. Mourinho lo ha hecho todo (en menos de un mes), sin que sepamos todavía si pretende el finiquito o rizar el rizo de la provocación. Quizá ni él mismo distinga sus arrebatos de sus intenciones. En su guerra contra el mundo, Mourinho ya no reconoce las camisetas propias. Para su fortuna, y también por su mérito, el Real Madrid tiene una plantilla tan poderosa que resiste cualquier impacto y casi cualquier alineación. Tal vez hoy averigüemos si también resiste un partido en Mestalla sin Casillas y sin Cristiano.

Así es. El Madrid visitará al Valencia con las dudas, por decisión técnica, de sus dos futbolistas más trascendentales. Adán podría reemplazar a Iker para cumplir aquella perversa rotación defendida por Mourinho y Cristiano podría calentar banquillo después de discutir con el técnico. Dosificación de esfuerzos o de castigos, esa es la cuestión. Sólo existe un precedente de ambos en la suplencia: fue la pasada temporada ante el Dinamo de Zagreb (6-2), en un partido sin influencia de la primera fase de Champions.

Sin embargo, los impulsos pirómanos de Mourinho no deberían distraernos del fuego que arde en Valencia desde el pasado martes, tras el partido de ida de cuartos de Copa. El equipo que hoy pone el campo se sintió agraviado por el arbitraje de Muñiz Fernández (con motivos) y en ese ambiente de indignación ha preparado la doble visita del Madrid, liguera y copera, en apenas cuatro días. Hasta Valverde, hombre comedido, habla de "revancha", quizá molesto por tener que hacerse un hueco en la grada (fue expulsado en el Bernabéu).

En el Madrid faltarán Ramos, Pepe, Marcelo y el milanista Kaká. En el Valencia serán baja Joao Pereira, Albelda y Parejo. Canales fue convocado nueve meses después y Gago apunta titular, como el portero Diego Alves. Un millón de alicientes y un árbitro bajo la lupa: Teixeira Vitienes II.