La camiseta de Casillas contra la Real fue para Toñín El Torero

En el Rincón de Toñín el Torero, bar castizo del madrileño barrio de Entrevías, es un día especial. Dentro, entre el ruidoso tintineo de las copas y cañas que van y vienen y de las conversaciones de la gente que se resguarda del frío en su interior, se escuchan unos comentarios por encima de otros. "Es un detalle, se lo merece por tantos años de apoyo a su Madrid". "Toñín le ha regalado la camiseta a su sobrina María, que es muy madridista...".

Cuando terminó el partido ante la Real, el segundo en el que, por motivos técnicos, Mou le sentó en el banquillo, el mismo en el que salió en el minuto seis por la expulsión de Adán, Casillas se dirigió al rincón donde Toñín tiende cada partido su capote y le regaló una camiseta con mucha historia. "A través de un amigo común le he estado apoyando mucho estos días. La gente se tiró a por la camiseta como si fuera oro. Iker decía: "¡Para Toñín, es para Toñín!". Y casi se tiene que meter él mismo en la grada para que no me la quitaran. En ese momento, cogí a mi sobrina y se la puse. ¡Es el mejor regalo de Reyes que le podía hacer!". Y la pequeña María, que pulula sorteando piernas de clientes, se acerca para refrendar la historia y mostrar orgullosa su tesoro.

"Quiero mandar un mensaje", dice Toñín, "y es de unidad. El Madrid tiene que volver a sonreír. Y Casillas es nuestro capitán. ¡El levantará la Décima! No voy a hablar mal de nadie. Pero sí diré que el ambiente del Bernabéu es como el de Las Ventas. Mou hizo bien en estar sentado hasta el minuto 69. Le pudieron matar a pañuelos, y el caso es que no sucedió. Así que hay que esperar lo mejor, que Mou abrace a Iker cuando ganen la Décima. Y ojito al pajarito, que lo que prevalece a todo, ya sea Bernabéu, Florentino o los mismos aficionados, es el escudo, que ya tiene 110 años. Todo esto será una anécdota dentro de un tiempo".