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BARCELONA 4 - ESPANYOL 0

Aplastamiento por la vía rápida

El Barça liquida el derbi ante el Espanyol en 28 minutos. Pedro recuperó el gol y marcó un doblete. Xavi y Leo Messi completaron goleada. Los periquitos no existieron.

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DE PENA MÁXIMA. Messi sumó su 27º gol en lo que va de temporada en Liga y después de aprovechar un tiro desde los once metros. No le dio opción a Kiko Casilla.
DE PENA MÁXIMA. Messi sumó su 27º gol en lo que va de temporada en Liga y después de aprovechar un tiro desde los once metros. No le dio opción a Kiko Casilla.

Por si iban despistados, el entrenamiento con público del Barcelona fue el viernes en el Miniestadi. Lo de ayer, aunque se le pareció, fue un partido oficial de Liga. El derbi barcelonés, concretamente. Un partido de la máxima rivalidad que le duró al Barça 28 minutos, que es el tiempo que tardaron los jugadores de Vilanova en colocar el 4-0 en el marcador. Más allá del resultado, que aventuraba un castigo histórico para los blanquiazules, la diferencia estaba en la puesta en escena de ambos contendientes. El Barça salió a hacer lo de siempre y el Espanyol jugó a ser el Inter o el Chelsea sin tener ni los jugadores, ni el espíritu ni la intensidad para ello. Salió el Espanyol en busca de un milagro, y el milagro fue que a partir de la media hora de partido, el Barça lo dio por cerrado y no buscó sangre.

El planteamiento de salida del Espanyol dejaba la defensa de Numancia en una táctica arriesgada. Desde el primer minuto, diez españolistas se atrincheraron en un tercio de campo mientras que el Barça cercaba su campamento como los indios al General Custer. De cuanto tardase en convertir el primer gol el Barça dependía la suerte del planteamiento de Aguirre. Y por desgracia para los blanquiazules, a los diez minutos de partido, en el primer remate entre los tres palos de los culés, Xavi convirtió el 1-0. Quedaban 80 minutos por delante. Todo un calvario para los visitantes.

Sin capacidad de reacción, con el Barça recuperando la pelota antes de perderla y con Sergio García como único referente en ataque, pero más perdido que los náufragos de Forges, la suerte del partido estaba echada.

Pedro nuevo. El fútbol tiene cosas inexplicables. El canario llevaba un año nefasto de cara a gol a pesar de haber tenido muchas oportunidades. No obstante, ayer, tocó un balón con la rodilla que se coló en la portería de Casilla y a partir de ahí se desmelenó. Once minutos después, culminó un fabuloso pase de Busquets para marcar el tercero y en la segunda parte le anularían dos tantos más por rigurosos fueras de juego.

La puntilla al partido la puso Messi al transformar un penalti, muy protestado por los españolistas, de Casilla a Fàbregas. Era el minuto 28 y todo el pescado estaba vendido.

La cosa estaba en si el Barça iba a ejercer una crueldad innecesaria contra el Espanyol y si los blanquiazules iban a enseñar los tacos a los barcelonistas ante el meneo que les estaban dando. Baena se apuntó a la segunda opción y ante el peligro de perder a su centrocampista para partidos más determinantes o para no enfadar a los locales, Aguirre le retiró del campo en la segunda parte.

Vilanova, desde el banquillo, empezó a dar relevos y dio descanso a Xavi para dar entrada a Thiago; retiró al reaparecido Fàbregas para dar minutos a Villa y Pedro se marchó ovacionado dejando su puesto al insulso Alexis.

El partido ya no recuperó el vigor del principio y languideció en un trote cochinero en el que el Barça le escondía la pelota al Espanyol, mientras que los atacantes blanquiazules eran incapaces de aprovechar los contados despistes culés. Todo estaba ya decidido.