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Valladolid 1 - Barcelona 3

El rodillo no descansa nunca

El Barcelona se reafirma en el liderato con un ejercicio de solvencia. Messi, 'sólo' pudo marcar un gol y cierra el año con 91 tantos. Triunfo dedicado a Tito Vilanova.

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Messi abraza a Xavi, que señala y con la mirada busca a Jordi Alba después de que el capitán ayer hiciese el primer gol del partido para los azulgrana.
Messi abraza a Xavi, que señala y con la mirada busca a Jordi Alba después de que el capitán ayer hiciese el primer gol del partido para los azulgrana.

En condiciones anímicas muy complicadas a causa de la recaída de Vilanova en su enfermedad, llegó el Barça a Valladolid y sacó adelante el partido con una autoridad indiscutible. El 1-3 es un resultado que es injusto por partida doble. Ni hace justicia al Barça ni al Valladolid. Aunque es cierto que los locales marcaron su gol en su primer disparo a puerta, también lo es que los de Djukic supieron contrarrestar durante gran parte del encuentro el potencial ofensivo del Barça, que nunca se sintió seguro ni peligroso como acostumbra. No obstante, de las genialidades de Messi no te salva nadie. Al argentino se le escapó el récord de Zarra de lograr siete dobletes consecutivos en la Liga, pero dejó su récord goleador en 2012 en unos asombrosos 91 goles. Descomunal.

El Barça se enteró de que a Tito Vilanova le daban el alta hospitalaria y de que podría ver el partido en su casa cuando los jugadores se cambiaban en el vestuario pucelano. Sin duda, esa fue una noticia que animó a los barcelonistas. Los jugadores del Barça salieron al campo con una camiseta en la que se podía leer uno de los lemas favoritos del técnico: "Seny, pit y collons". No, no era el anuncio de un banco. Era el anuncio del argumento de lo que iba a suceder. Para ganar en Valladolid había que poner sensatez y Xavi la puso; había que aplicar el orgullo y Messi se salió participando en todas las acciones de peligro y se tenía que culminar la faena a base de agallas y ahí, el joven Tello cerró el partido con una carga de caballería que abortó el inicio de reacción de Javi Guerra.

Como en casa. Dejando a un lado el perfil político, se cantó el 'Qué Viva España' en el minuto 17 de cada parte en contraposición a los gritos de independencia que se oyen en el Camp Nou en esos minutos, ayer quedó claro que el Barça cae bien en la mayoría de plazas. El público de Valladolid ovacionó la imagen de Tito cuando se proyectó un mensaje de apoyo al técnico en el marcador, aplaudió el gol de Messi, pidieron la salida de Villa y corearon todos a una el nombre de Iniesta. No quiere decir esto que dejaran de animar a su equipo, pero no fue Zorrilla el campo más hostil que haya recibido al Barça. Ni mucho menos.

Futbolísticamente, el partido empezó marcado por la decisión, consensuada telefónicamente entre Vilanova y Roura, de volver a apostar por Alexis en vez de por Villa, que por quinta vez consecutiva en Liga, iniciaba un partido como suplente. Sorprendió también ver a Mascherano en lugar de Puyol y algo menos a Thiago en el sitio de un Iniesta que anduvo renqueante toda la semana.

El chileno, estupendo y trabajador en todo lo que se refiera a jugar sin el balón demostró que hace todos los movimientos bien, pero que cuando le llega el balón tiene gatillazos legendarios. Perdonó el 0-1 a los 4 minutos de manera incomprensible y a partir de ahí, al Barça le tocó masticar tornillos antes de que Xavi, en magistral maniobra de Messi, marcara el primero. En la segunda parte, una genialidad del argentino cerró el partido antes de que Guerra, primer gol que marca con los blanquivioletas en Primera, y Tello dieran los últimos golpes de un combate ya decidido.