Karim Benzema regresa en un duelo entre dos equipos heridos

La gran pregunta es cómo afectarán los alrededores al partido de hoy. Por un lado, la enfermedad de Vilanova, de la que no habrá podido abstraerse el Madrid en los últimos días. Por otro, y desde el punto de vista del anfitrión, la sanción de la UEFA, hipoteca sobre su futuro y sobre su ilusión. Desde que el club fue rescatado por el jeque, la felicidad del Málaga tiene control de velocidad.

La situación es extraña porque del morbo que suscitaba el encuentro hemos pasado a una solemnidad casi trágica. Ni siquiera el hecho de que el Barcelona juegue antes sirve de aliciente para el Madrid, o no del todo (o no a estas horas), pues resulta imposible prever si un tropiezo del líder despertará la euforia o la solidaridad. La mente está llena de curvas sin señalizar.

Centrados en el rectángulo con hierba, el Málaga defiende la mejor temporada de su historia. Se encuentra a cinco puntos del Madrid, clasificado como primero de grupo en Champions y con razonables opciones de eliminar al Oporto y plantarse en cuartos. El gran artífice de ese éxito (al margen del jeque rasposo) es Manuel Pellegrini, no sólo por sus conocimientos técnicos y tácticos, sino, sobre todo, por su capacidad para mantener unido al equipo. Gracias a él, Isco y los canteranos continúan su progresión, al tiempo que veteranos como Joaquín viven una segunda y espléndida juventud. Los puntos débiles, como hace un año, son la leve solidez del mediocampo y la escasa contundencia de la defensa.

En el Madrid la mejor noticia es que regresa Benzema, delantero que gana en las reapariciones y se crece en las dudas. Lo que peor tolera es la apacible titularidad. La baja de Coentrao es menos relevante por su rango y por la repetición de sus lesiones; Nacho, siempre en posición de firmes, será su reemplazo. Lo demás será el equipo médico habitual, con Morata en el banquillo, por lo que pueda pasar. Cristiano, por cierto, disputará su penúltimo partido antes del anuncio del ganador del Balón de Oro (7 de enero).

Ayer no terminó el mundo, pero si el Madrid pierde hoy estará más cerca de la premonición maya. Para el Málaga el objetivo es el mismo: despejar la nube negra, sobreponerse a la mala suerte... y a la buena.