La cita en Pamplona es "a vida o muerte" para los rojiblancos

Después de darle muchas vueltas al centro de la defensa, Anquela se ha decantado por la pareja que forman Íñigo López y Diego Mainz, una mezcla de garantías que ya ha dado excelentes resultados al Granada en los últimos tiempos. El bajo rendimiento de Borja Gómez y la inestabilidad de Diakhaté han propiciado que estos dos veteranos de guerra vuelvan a encontrarse, ahora con galones en las hombreras. El regreso de Íñigo se produjo el pasado sábado frente a la Real Sociedad, en un partido pobre del Granada que al menos arrojó una buena noticia: Roberto mantuvo inmaculada su portería.

Íñigo, que cumple su tercera campaña como rojiblanco, asumió que la situación actual no es muy boyante: "El equipo no está para desplegar un juego más vistoso. Lo bueno es que estamos siendo más contundentes en defensa y llevamos dos partidos en casa que dejamos nuestra portería a cero".

Sobre la sequía goleadora que maltrata psicológicamente al equipo semana tras semana, el defensa central dijo que "tenemos ocasiones que siguen sin entrar pero estamos convencidos de que conseguiremos cambiar la dinámica. Mantener la puerta a cero es el primer paso para poder hacerlo. También estamos teniendo un poco de mala suerte en momentos puntuales. A veces, un empujón no viene mal".

Responsabilidad.

Pamplona aparece en el fondo del escenario como una amenaza. Para Íñigo López, el encuentro es una final, tanto que se trata de "un partido a vida o muerte y tenemos que darlo todo. Nosotros sabíamos desde el principio que no iba a ser fácil aunque no esperábamos estar tan abajo. Vamos a sufrir pero hay que estar tranquilos".