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BETIS 1 - BARCELONA 2

Messi ya está mejor

El argentino regresó a lo grande en Sevilla tras el susto que dio su rodilla. Hizo doblete y superó a Müller. El Betis, que mereció más, tiró tres veces a la madera. El Barça, dos.

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Leo Messi volvióa  ser clave en el Benito Villamarín.
Leo Messi volvióa ser clave en el Benito Villamarín.CRISTINA QUICLERAFP

Nada más chocar Messi con el portero del Benfica el pasado miércoles y caer retorcido de dolor, el mundo del fútbol miró de inmediato el calendario. Los barcelonistas para saber cuántos partidos estarían sin las milagrosas apariciones del argentino Y los rivales para calcular cuánto dudaría la oportunidad de competir de una vez ante un Barça terrenal. Pocos dudaron de que su salida en camilla acarrearía una lesión considerablemente larga. Nadie imaginó verlo por Sevilla. Incrédulos. Pobre Müller. Leo tiene superpoderes. Viajó, jugó y triunfó. Lo de siempre. Encarriló la victoria con dos golazos y escribió otro capítulo en la historia de este deporte. Esta vez como el máximo goleador en un año. Y no vale decir que por haber sido bisiesto. Es un genio.

No fue fácil para el Barça. Y eso que de salida lo pareció. Mucho más con el 0-2 logrado al cuarto de partido. Tener a Messi alivia. Pero muchas veces relaja. Con tanta ventaja, el Barça perdió el control tras una primera media hora formidable. También ayudó al desequilibrio perder a Cesc por lesión y echar mano de Alexis. Todo nervio. Poca pausa. Y también tuvo mucho que ver el ánimo del Betis. Que manera de correr. El primer tanto culé mató su buena salida. De nuevo Messi recibió un balón cerca del área con cuatro defensas enfrente y pocos socios al lado. Le dio igual. Encaró con ese desplazamiento lateral que lo delata, aprovechando que Alexis le hizo un aclarado decisivo. Su disparo, cruzado a la perfección, batió a Adrián. Otra vez encontró petróleo en un pozo seco.

El Barça tenía el partido donde le gusta. Con el balón en medio campo y el rival desesperado achicando espacios a lo largo y a lo ancho. Iniesta pudo agrandar la brecha de vaselina. Pero se le da mejor asistir. Prueba de ello fue su siguiente aportación dejando de tacón un balón a Messi para que éste cruzara de nuevo a la base del poste anterior. Olía a goleada. Sobre todo cuando Xavi casi logra la sentencia con un chut cargado de potencia. Hasta que el Betis recordó que no sólo posee la nueva fe post-derbi sino también el arte de siempre. Vadillo, sustituto de Juan Carlos, vio un espacio donde el resto lo ignoraba. Conectó con Rubén Castro y éste, solo ante Valdés, le batió tras controlar, mirar y ajustar. Gran gol. Enorme reacción.

El Betis había llegado al descanso vivo cuando se vio muerto. Y no quería desaprovechar la oportunidad. Nada más arrancar el segundo tiempo pudo empatar con un regalo de Valdés que el poste enmendó. La posesión estaba más divida. Entre otras cosas porque el Betis jamás bajó su intensidad y el Barça, noticia, se partió incomprensiblemente en dos. Dando miedo en ataque y pánico en defensa. Estaba jugando con fuego. Tan cerca estaba el tercero como el suicidio. La salida de Puyol había restado algo de solidez. Así que el Betis tuvo sus opciones. Las buscó y las mereció. La mejor, en un córner. Beñat sacó al primer palo y allí, entre Molina y Mascherano, desviaron el centro para estrellarlo en el palo. Buenas noches y buena suerte.

El Barça, fiel a sus principios, ni se planteó conservar la renta. Sólo juega para divertir. A pesar de que Jorge Molina, Beñat y Cañas buscaban el empate como búfalos, favorecidos por un planteamiento perfecto de Mel. Los de Tito siguieron atacando. Y arriesgando. Pedro casi acaba con el ruido. Como Messi y Alba en un doble remate al palo. Pero también vio cómo Pozuelo, por insistencia, debió empatar con otro balón a la madera. Pudo pasar de todo y no sucedió nada más. El Barça mantuvo su distancia respecto al Madrid con las mismas armas de siempre. Y el Betis le recordó a su afición que, tras la manita ante el Sevilla, nunca más bajará los brazos.