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Málaga 4 - Granada 0

Alcorconazo del Ingeniero

El Málaga gana confianza, con "pegada" en su ataque y la calidad individual, con la goleada (4-0) a un Granada que careció de efectividad pese a su dominio.

Actualizado a
EL SEGUNDO. Los jugadores del Málaga, celebrando con Saviola el tanto del argentino.
EL SEGUNDO. Los jugadores del Málaga, celebrando con Saviola el tanto del argentino.MARIANO POZODIARIO AS

El Málaga terminó a lo campeón un partido que empezó con frialdad por la salida brava de un Granada que se desplomó por su escasa puntería y nula contundencia. Tres años después del recordado alcorconazo, Manuel Pellegrini devolvió el resultado a su colega Juan Antonio Anquela cuyo futuro en el banquillo se tambalea en un resquebrajado hilo de alambre. Enrique Pina, el presidente que apostó por este técnico de ideas avanzadas y honestidad a prueba de bomba, no tiene pensado destituirle, al menos por el momento. El match-point puede ser la semana que viene contra la Real Sociedad.

Juan Antonio Albacete Anquela planteó el partido sin salirse de su filosofía de buen juego, pero entre la espada y la pared. Se sabe cuestionado y una parte significativa de la torcida granadina pide su cabeza. Valentía por convicción y por obligación con ramalazos de suicidio. A los 12 minutos, un córner muy bien sacado por Dani Benítez es rematado a placer y a bocajarro por Diakhaté. Willy Caballero, uno de los mejores porteros del momento para todos menos para el señor Sabella, seleccionador de Argentina, realiza una escalofriante neutralización. Aquello era gol. Cuatro minutos después Ighalo, el héroe del ascenso, un abejorro en ataque, era quien hacía temblar a la parroquia local con un liftado recado que lamió el palo. El Málaga estaba tan sorprendido como cuando Rayo y Real Sociedad pescaron en su vecindad. Pero jugar la Champions no se compra en la farmacia y los errores se pagan. El Granada había sacado cuatro córners y el Málaga, ninguno. En su primera ocasión, Joaquín, que empezaba a desplegar sus alas, aprovechó un desgraciado resbalón de Diakhaté para irse por el centro y doblegar a Toño, un cancerbero de quien se habla que interesa al Barcelona como cubreespaldas de Víctor Valdés. Duro golpe para los de La Alhambra que, poco después, sufrieron un cañonazo de Gámez que se estrelló en toda la cruceta, antesala del latigazo letal. Saviola, hasta entonces desaparecido, recortó con calidad a Juanma Ortiz y, de zurriagazo esquinado, volvió a amargar la tarde a Toño. Era injusto, pero el Málaga ganaba por 2-0. En siete minutos todo cambió.

El Granada era una fiera herida. Su buena voluntad había quedado aniquilada por su mala puntería, la categoría de Caballero y por ser blandos. Pardillos. Y por soslayar que al Málaga no se le pueden dejar espacios porque entonces se convierte en depredador. Quizá por eso Manuel Pellegrini optó por dejar en el banquillo a Nacho Monreal, reaparecido 13 partidos después, para taponar el medio campo con Iturra. Los visitantes tenían menos frescura, pero tras la salida del egipcio El Arabi,buscaron dinamita a la desesperada. Una buena asistencia del brasileño Siqueira es incrustada en el palo por Ighalo el jugador más peligroso de los nazaríes.

Epílogo letal. La sentencia llegó a los 75 minutos cuando Joaquín, que completó otro partidazo, sacó maravillosamente una falta que cabeceó Camacho, casi al alimón con Weligton. El balón entró en la red tras dar en el medio aragonés. El Granada se derrumbó y el Málaga jugó a placer. Buonanotte, con ganas de reivindicarse, salió enchufado y destilando calidad. Sirvió un precioso pase con arte y talento para Roque Santa Cruz, quien controló con el pecho y selló el póquer. Fiesta de una afición, la del Málaga, que coreó el nombre de sus ídolos y en especial del de su adorado entrenador Manuel Pellegrini, y desazón de un Granada que lleva 58 años sin ganar en La Rosaleda, que se ahoga en el descenso y que acumula su cuarta jornada consecutiva sin marcar. Pina aguanta a su entrenador y anuncia que habrá fichajes en invierno. Algo debe hacer pasa salir de este bache que tiene al equipo en estado catatónico. Empero el Málaga enfilo la proa de nuevo hacia la zona Champions en espera de lo que haga esta noche el Betis contra el Barça. La fiesta en Málaga contrasta con la inquietud que vive el histórico cuadro de Los Cármenes.