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Zaragoza 0 - Celta 1

Iago Aspas convierte su amenaza en una victoria

El equipo de Paco Herrera se impuso ante los maños y obtuvo los tres primeros puntos lejos de Balaídos. El Real Zaragoza se queda en mitad de la tabla.

Actualizado a
Roberto Lago
Roberto Lago

Al séptimo partido, el Celta ganó en La Romareda, donde todo el mundo estaba avisado de su verticalidad, de la mentira o la incompleta verdad que era la estadística de su improductividad a domicilio. El partido tuvo un desarrollo, en esa línea, algo equívoco. Pudo ser empate. Pero fue otra cosa porque, cuanto más se apoderó de la pelota el Zaragoza, cuanto más territorio ocupó, más creció la sensación de amenaza latente del Celta. Allá arriba estaba Iago Aspas, medio aislado. Como si precisase mucha compañía... A siete del final, acabó de media volea una combinación por fuera y le congeló al Zaragoza toda la alegría del último mes.

Para ser dos equipos armónicos con la pelota, de buenas intenciones, el choque salió muy táctico, anudado por los ejercicios defensivos y con escasez en el área. Javi Varas tuvo que lucirse al inicio de la segunda a un doble remate de Víctor y Postiga. Luego, ya en ventaja el Celta, alargó otra mano para desviar un tiro en parábola caída de Aranda. Roberto vivió una noche similar: su protagonismo creció en un toque cruzado de Iago Aspas. Antes sólo asuntos menores.

Sentencia. El partido no se desató hasta el final. Montañés, Postiga y Víctor lo habían intentado todo, pero Cabral y su gente, con el auxilio de Oubiña en la intendencia, defendieron el puesto. Cansado de su ingrato empeño, el Zaragoza acabaría por abrir una puerta a Krohn-Dehli y Lago. Aspas, apellido que compuso un aviso toda la semana, le puso su nombre al triunfo.