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Real Madrid

El Fiscal de Nápoles pide 16 meses para Gianluca Rocchi

Ayer, unas horas después de su arbitraje en Manchester, los abogados de Gianluca Rocchi presentaron alegaciones a la petición de un año y cuatro meses de condena.

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ADIÓS CON EL CORAZÓN, QUE CON EL ALMA NO PUEDO... El árbitro del Manchester City-Real Madrid, Gianluca Rocchi, y sus asistentes, los también italianos Elenito di Liberatore y Giancarlo Cariolato, se despiden de dos de los jugadores del equipo inglés, el bosnio Dzeko y el argentino Zabaleta, al término del partido del miércoles.
Jesús Aguilera

Gianluca Rocchi, árbitro elite de FIFA y UEFA, es el único de los colegiados italianos vinculados al Calciopoli que puede seguir ejerciendo el arbitraje. Rocchi fue absuelto en primera instancia, pero el Fiscal General Adjunto de Nápoles, Carmine Esposito, ha pedido una revisión de la sentencia e insiste en reclamar dieciséis meses de condena para el árbitro del Manchester City-Real Madrid por considerarle parte del sistema de fraude y amaño de partidos que sacude la Serie A desde el año 2005.

Los abogados de Rocchi presentaron ayer sus alegaciones a la petición de la fiscalía. El juez ha retomado el caso por la vía de urgencia y se espera una sentencia, en segunda instancia, para dentro de muy poco, para el próximo 5 de diciembre. Si Rocchi fuera condenado, lo que no parece probable tras el primer fallo, sería inhabilitado para el arbitraje como antes lo fueron los demás colegiados involucrados en el Calciopoli, De Santis (que se perdió un Mundial por ello) o Paireto, entre otros. Según declaró no hace mucho uno de los colegiados más conocidos de Italia, Paparesta, "es incomprensible que Rocchi siguiera su carrera tras aparecer en el sumario". No sólo siguió en activo, sino que el árbitro de Florencia ha mantenido un constante progreso en el estamento arbitral tanto de la Federcalcio como de la UEFA y de la FIFA hasta el punto de que el pasado verano dirigió dos partidos en los Juegos Olímpicos de Londres y está en la lista de preseleccionados para intervenir en el Mundial de Brasil.

El Calciopoli, básicamente, se resume en que durante años, un grupo criminal encabezado por Luciano Moggi, director general de la Juventus, controló todos los estamentos del fútbol italiano (manejaba diez líneas de móvil y recibía una media de 415 llamadas diarias) y manipuló sistemáticamente los resultados. Para ello, la red (que también influía en el reparto de los derechos de televisión y en los dineros del marketing) utilizó como instrumentos a los árbitros y como herramienta a los designadores arbitrales.

En ese tejemaneje, documentado en un sumario de miles de folios y grabaciones de los Carabinieri, apareció también vinculado el absuelto y recurrido Gianluca Rocchi.