La importancia de la altura

El Madrid demostró ante el Levante que si la fidelidad al estilo es fundamental, las alternativas al plan original y la capacidad de adaptación son claves. En el Ciudad de Valencia hizo un partido notable para las pésimas condiciones del terreno de juego que tenía delante. La mala suerte cuando pudo sentenciar (taconazo de Ramos) fue lo que metió al Levante en el partido. En ataque, no había otra opción que jugar en largo por arriba y buscar la segunda jugada. En defensa, no encogerse y despejar. El equipo de Mourinho tiene en la contra su gran arma, pero esta vez era imposible usarla. Lo mejor fue reconocerlo a tiempo. Acertadamente, hizo del balón parado su bandera. Dos goles en dos faltas, y dos postes. Más con menos es imposible.

Viendo a Pepe, Ramos, Albiol, Alonso, Essien y luego al final a Morata dominar en los aires durante gran parte del partido, es necesaria la comparación con lo que ha soportado el Barça, sin deber, en las últimas noches de Champions ante el Celtic. Resignarse y argumentar que los pequeños jugones tocan tan bien que vale la pena sufrir a balón parado, es jugar con fuego. En encuentros así merece la pena cambiar de mentalidad y ser más prácticos. ¿Qué hubiera hecho Tito en un campo como el del Levante? ¿Tener la posesión? Hay días que ser el mejor en algo no vale de nada. Mourinho acertó. Fue muy listo. Su planteamiento fue el ideal. Mañana nadie se acordará del juego. Y todo el mundo no olvidará el resultado y el cabezazo de Morata.