Barcelona: cinco remontadas y siete goles en zona Cesarini

Algunos ya hablan de la flor de Vilanova. Otros, de un Barcelona desconocido con un gen hasta el momento sólo reconocido en puridad al Real Madrid: el de la fe inquebrantable y las remontadas imposibles. Acostumbrado a tener una vida tranquila con Guardiola, de éxito casi incuestionable y seguro, tanto que se llegó a un momento de excesivo control, la llegada de Vilanova ha coincidido con un Barcelona de emociones fuertes. Menos seguro y más vertical. Más frágil defensivamente, pero también más bravo. Heroico.

El Barcelona de Tito Vilanova ya ha remontado cinco partidos esta temporada. El primero, 3-2 en la Supercopa ante el Real Madrid, levantando el 0-1 de Cristiano, apenas le sirvió por el gol de Di María tras el error de Valdés y el 2-1 de la vuelta. Pero el resto de partidos volteados le permiten ser líder de la Liga y primero de largo en su grupo de Champions. El gol de Jordi Alba al Celtic sobre el minuto 94 equivalió a la quinta remontada del Barcelona este año. Samaras, en colaboración con Mascherano, habían puesto el partido cuesta arriba. El Barça, sin embargo, levantó el partido con dos goles en la zona Cesarini. El tanto de Iniesta le permitió irse en paz al descanso, sin ansiedad, con el 1-1. El de Alba resultó casi milagroso.

Al Barça el asunto le está empezando a resultar casi familiar. Ya en la segunda jornada de Liga, los de Vilanova levantaron en Pamplona un partido que parecía perdido con dos goles de Messi en los minutos 75 y 80. Ayudaron un fuera de juego de Alexis en la jugada del 1-1 y la expulsión de Puñal, que reprendió la acción al colegiado.

No fue remontada, pero sí triunfo agónico, el del Granada. En el minuto 85, con 0-0, Orellana se aproximó a Valdés y no acertó a vencerle. Valdés aguantó firme y, en la siguiente jugada, Xavi, extraño revulsivo (apareció en la segunda parte), hizo el 1-0 (86') con una volea espectacular. Messi sentenció sobre la hora con ayuda de un defensor rojiblanco. Otros dos goles en zona Cesarini.

En Nervión, el más difícil todavía. El Sevilla ganaba 2-0 (Trochowski y Negredo). Fábregas redujo distancias pronto pero al Barça pareció acabársele la gasolina pronto. Eso, hasta la expulsión de Medel, que le espoleó para los últimos diez minutos. Eso, y Villa. Fábregas hizo el 2-2 en el 89' y Villa completó la victoria en el 93' después de una pared excelente con Messi que desató la euforia.

En Champions, las dos remontadas se han producido en el Camp Nou. La primera, ante el Spartak de Moscú de Emery, que silenció el Camp Nou con un 1-2 que levantó Messi en cinco minutos (75' y 80'). Ayer el Barça apuró más. Hasta el 94', nada menos.

A alguno le ha dado hasta por recordar ese tiro de Messi o la última llegada de Montoya en la vuelta del Bernabéu... Son actos de fe. Mitad suerte, mitad convicción. Hay quien pensará que el Barça está gastando la suerte de todo el año. Y quien piense que el Barça es un grupo indestructible.