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Real Madrid 2 - Celta 0 | La contracrónica

¡Iker, Iker, Iker, Iker!

Mourinho planteó ante el coqueto Celta un partido con muchos pilotos (Xabi, Modric, Özil, Kaká...) y pocos copilotos. La pegada de los de arriba permite soñar con la madre de todas las remontadas. Higuaín y Cristiano, los ejecutores.

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¡Iker, Iker, Iker, Iker!

Ritmo de campeón. Ya avisé tras el Clásico del Camp Nou que al Barça se le va a hacer muy larga esta Liga. Tenerla casi ganada desde octubre es un lujo asiático en cualquier campeonato en el que no esté el Real Madrid. Pero resulta que en la Spanish League, y que cien años dure, sí que está el equipo que más entorchados ha ganado con diferencia (32 títulos a 21). Se vio anoche en Riazor. El Barça acabó pidiendo la hora ante un Depor que nos entusiasmó a todos. Continúan a 8, pero sostenidos sólo por los goles de Messi. El Madrid sigue como la hormiguita. Sumando de tres en tres y a esperar. Mourinho ya avisó que su equipo estaba adquiriendo poco a poco los automatismos que le convirtieron la temporada pasada en un rival inabordable. Presión adelantada, delanteros que han cambiado las balas de fogueo por cañones de Navarone y una defensa que baila en torno al liderazgo incuestionable de Pepe El Vikingo. Sólo faltaba que se incorporase a la fiesta el guardián del calabozo: Casillas.

¡Paradón! El azul piscina de la indumentaria de Iker le ayudó a rehabilitarse en Vallecas y ayer repitió el conjuro de la indumentaria para espantar su reciente mal fario. Hubo una salida fuera del área, con la mano conduciendo la pelota hasta que la soltó, que levantó de nuevo algún murmullo. Pero este chaval ha hecho muchas guardias en esta garita como para ponerse nervioso a estas alturas. Firme, frío y concentrado. Así reaccionó a partir de ese momento hasta que cerca del bocinazo final espantó fantasmas y debates con una parada 'de las suyas'. Cabezazo a bocajarro del apolíneo De Lucas que olía a gol desde que impactó la pelota. Balón picado y con bote endemoniado. Pero Iker reaccionó como sólo lo hacen los números uno. Se estiró hacia su derecha y metió su guante de oro para repeler una pelota que de mil intentos similares acaba en la red en 999. El Bernabéu encontró la coartada emocional que buscaba desde hacía semanas. De forma espontánea y automática, los 75.000 espectadores que dieron un buen aspecto al santuario de La Castellana gritaron a coro el nombre de su Local Hero. "¡Iker, Iker, Iker!". Era el reencuentro que la afición y el capitán anhelaban desde que arrancó el verano. Casillas no ha estado al nivel inhumano que nos ha acostumbrado durante 13 años, pero todos sabíamos que sólo necesitaba una parada made in Iker para recuperar esa autoestima y la confianza extrema que lo convierten en un portero por encima de la simple élite. Cuando me hablan de Neuer o del hijo de Schmeichel me da la risa. Con Iker reconciliado con el Bernabéu y consigo mismo, al proyecto de Mou no hay quien le pueda echar un lazo...

Cristiano, el 161. Motivado por la pancarta de la Peña La Espaldinha que pedía en un pancartón el Balón de Oro para el portugués, Cristiano buscó con insistencia el gol. Dos cabezazos se le marcharon fuera por poco y el larguero escupió otra maniobra plena de calidad. Al final tuvo que ser de penalti (justo), premiando su fe. Ya lleva 15 goles en lo que va de temporada y 161 en 156 partidos de blanco. ¿Quién da más?

Essien, ok. Me fastidió de salida no ver a Nacho en el once inicial. Pero Essien estuvo impecable ejerciendo de Marcelo de guardia. Anticipativo, perfecto en el corte y clarividente en la salida. Será titular en Dortmund. El africano hará lo que sea por Daddy Mou. El plantillón del Madrid resiste cualquier gotera...