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playoff euro sub-21 | DINAMARCA 1 - ESPAÑA 3

España defenderá título y hegemonía en Israel

Los de Lopetegui vencen, también, en la vuelta a Dinamarca (1-3) y jugarán el Europeo el próximo mes de junio. Muniain y Álvaro Vázquez (2) hicieron los goles.

Fernando López de Lorenzo
Actualizado a
Muniain, tras marcar el primero.
Muniain, tras marcar el primero.

Corría el riesgo España de caer en la trampa de la relajación en Dinamarca, de abandonar la aplastante dinámica que ha adquirido el equipo después del golpe de los Juegos. Nada más lejos de la realidad. España honró al fútbol, al sistema que le llevó a Aalborg con un 5-0 de ventaja y, sobre todo, a su rival, pues nunca evitaron los de Lopetegui disputar un choque resuelto desde hace muchos días. Los daneses, frustrados tras la paliza recibida en Burgos, pusieron de su parte. Salieron con fuerza, sabedores de lo imposible de su hazaña, buscaron asustar con un gol rápido, pero se encontraron con un equipo que no entiende de amistosos ni de compromisos y que cada que juega al fútbol lo hace para ganar. El gol de Muniain y el doblete Álvaro Váquez cierran el paso al Europeo Sub-21 del próximo junio en Israel, donde España defenderá título.

Dinamarca y España empezaron como si no hubiese existido el duelo de ida. Corrieron, presionaron, se tantearon. Los primeros minutos cayeron del lado danés. Christensen tiró de los suyos, probó a De Gea, inmenso toda la noche, y dejó claro que Dinamarca quería dignificar su concurso del pasado jueves. España no se amedrentó. Asumió el control del juego, buscó a Isco y Muniain y empezó a vivir del balón. Poco a poco España consiguió equilibrar el campo. Tardó 17 minutos en pisar el área rival. Pareció controlado ese tiempo, pues tan sólo cinco minutos después, Muniain marcó. La jugada no tuvo desperdicio. Tello peleó un balón sobre la línea, se dio la vuelta y encontró a Isco. El del Málaga vio a Montoya volar por el carril derecho y le regaló un pase que el lateral convirtió, desde la línea de fondo, en asistencia a Muniain, sólo en el punto de penalti. Golazo.

Con el 0-1 en el marcador (0-6 en el acumulado), Dinamarca sacó el otro brote de orgullo, ese que escondió en Burgos. Tuvo varias ocasiones para marcar (un excelente disparo de Christensen, el mejor danés de largo, con el exterior que rozó el poste, un tiro inocente de Laudrup y una gran jugada de Braithwaite), pero España, entre muchas otras cosas, cuenta con un extraordinario portero. De Gea, absolutamente infranqueable, fulminó las mínimas esperanzas con una brutal serie de paradas, la mayoría con los pies. Incluso contó con la ayuda de un poste en el último minuto.

Con la segunda parte la superioridad de España no hizo más que crecer. Hasta el punto de marcar otro gol. Isco, siempre Isco, divisó el movimiento de una camiseta azul entre la maraña de elásticas rojas que poblaba el centro del campo danés. El desmarque imposible fue de Álvaro Vázquez, que se quedó sólo delante de Ronnow, víctima de esta eliminatoria. La definición del delantero, suave y por encima del meta, hizo aún mejor la jugada, el gol, la eliminatoria y la exhibición de España.

Todavía faltaba el colofón final. Dinamarca, o Christensen, mejor dicho, encontró su merecido premio con un tanto en el 90'. Pero si en Burgos fue Rodrigo, anoche era el turno de Álvaro Vázquez que, tras una fulminante contra, terminó superando otra vez a Ronnow. El gol, enésima prueba de la ambición española, no debería avergonzar a Dinamarca, tan dura como voluntariosa y profesional al final, sino que debería hacerle sentir orgullosa de haber disfrutado de este equipo, de haberse enfrentado a una increíble selección como es la española.

Porque eso es lo que ha creado España, lo que ha hecho gente como Lopetegui, Milla, Sáez, Meléndez o Santi Denia, siempre siguiendo las pautas que marca el éxito de la Selección absoluta. No es sólo un sistema de juego, ni un plan de ataque o defensa. Han diseñado una fórmula que no hace otra cosa que dar excelentes jugadores de fútbol, una interminable cantera de talento y de gusto por el fútbol. Un equipo que dentro de ocho meses volverá a luchar por mantener un título, un respeto y una hegemonía que se han ganado por sus propios méritos. Por jugar tan bien al fútbol.