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liga bbva | barcelona

'Habrían surgido reproches si Tito no hubiera empezado así'

'El Periódico' publica una extensa entrevista con Sandro Rosell. El presidente del Barcelona asegura que el club no hace política: "sólo reafirma sus raíces, su catalanidad y su ADN".

Actualizado a
<strong>ROSELL, SINCERO.</strong>

El presidente del Barcelona Sandro Rosell ha concedido una extensa entrevista para 'El Periódico' en la que repasa la actualidad deportiva y social después de la disputa del Clásico, trascendental en lo deportivo pero también con una especial carga política.

Sin embargo Rosell asegura que el mosaico con la senyera que precedió al partido ante el Real Madrid no fue un gesto político. En su opinión habría sido muy distinto si se hubiera optado por la estelada, la bandera independentista: " El Barça no hace política. El Barça reafirma las raíces del club, la catalanidad de su ADN. No tomamos partido, reivindicamos simplemente que somos el Barça y somos un club catalán. Hacer política habría sido hacer un mosaico con la estelada". Además, cree que se genera demasiada polémica por lo que él considera una expresión perfectamente normal de los aficionados al Camp Nou: "Desde que tengo uso de razón y vengo al campo, en los grandes acontecimientos siempre he visto mosaicos y 'senyeres'. No sé por qué ahora se ha dado tanta repercusión. Y no entiendo cómo alguna gente de fuera de Catalunya se puede ofender porque el Barça ponga una 'senyera'. Cuando vamos al campo del Athletic, en Bilbao hay ikurriñas y no nos ofendemos; en Madrid hay banderas españolas, y no nos ofendemos. Cuando corre Fernando Alonso y está lleno de banderas del principado de Asturias, no nos ofendemos. Al revés, lo encuentro normal, natural, es querer defender tus raíces. Han sacado este debate fuera de contexto y lo han exagerado sin razón de ser".

También quiso celebrar que todo lo que envolvió al Clásico estuvo rodeado de un talante absolutamente pacífico y cívico: "Desde hace un par de años o algo más, probablemente, el haber eliminado las urgencias deportivas históricas ha hecho que la afición del Barça sea muy madura. Tanto en el plano deportivo, y me refiero al partido del Chelsea y la forma en que se supo perder, como en el aspecto más social, con el civismo que expresó nuestra gente. Teníamos la pequeña preocupación de que hubiese ruido, alboroto o alguna pelea, y el comportamiento fue exquisito".

En cualquier caso, Rosell insiste en que no quiere entrar en debates que según él no genera el Barcelona: "Es una guerra perdida. Les debe interesar, pero pinchan en hueso. Mientras dirijamos el club, no se utilizará el Barça para hacer política. Nunca. Y dicho eso, reitero que el Barça siempre estará al lado de lo que el pueblo catalán decida. Si el pueblo catalán decide independencia, estaremos con el pueblo, pero si se decide que no, también. Siempre estaremos con el país, pero no haremos campaña para influir en nada". Por eso no quiere escuchar comparaciones con Joan Laporta: "No quiero compararme con nadie y menos con mis predecesores pero puedo decir que nunca seré político. Ni me interesa ni quiero. Y no utilizaremos el club con cualquier aspiración política de nadie de aquí dentro".

En aspectos puramente deportivos, el presidente se siente muy reafirmado por la elección de Tito Vilanova para sustituir a Pep Guardiola: "Más que transición del equipo, ha sido transición del banquillo. O de continuidad, porque Tito ya estaba. La diferencia es que él es ahora quien da la cara. El sistema de juego y la gente son los mismos, no ha variado ni la rutina de los viajes. Solo cambia la comunicación. Tito era la primera opción y la única. Tiene las ideas claras, clarísimas, y va directo al grano. Sólo puedo decir palabras buenísimas de él porque sustituir a un mito como Guardiola no es fácil". Además asegura que resultó liberador ver al equipo comenzar la temporada con buen pie: "Conociendo como funciona todo esto, si los resultados no hubieran sido buenos, habrían surgido las comparaciones, los reproches. Hemos tenido acierto y ha sido muy bueno para reafirmar a Tito".

Abidal está en la recta final para una vuelta casi milagrosa a los terrenos de juego y el presidente del Barcelona lo considera una extraordinaria noticia: "Sería bestial que volviera a jugar, una pasada. No se imaginan lo felices que seríamos la culerada. El médico nos avisó de que el porcentaje de personas trasplantadas que tiene la capacidad de volver a la altísima competición es muy bajo".

Y también ha hablado, claro de Leo Messi, cuya renovación es un asunto crucial para el futuro del Barcelona: "No hay prisa. Puede ser mañana o el año que viene. Aseguraremos la continuidad de Messi para el próximo mandato. Su contrato también acaba en el 2016. Sería irresponsable no alargarlo si decidiéramos no seguir, aunque seguiremos si todo va bien". Rosell piensa en el futuro porque tiene claro que si no sucede nada raro se presentará a la reelección: "Si dentro de cuatro años me siento como ahora, seguro que sí".

Sin embargo, su cargo le ha situado en el centro de la atención mediática y eso ha dado especial repercusión a su polémica relación con Brasil y la empresa Alianto: "Aún no sé de qué se me acusa. Me gustaría saberlo. Que yo sepa, no estoy acusado ni formo parte de ningún proceso judicial en ninguna parte del mundo. Si no sé de qué va. Esto me pasa porque soy el presidente del Barça y mucha gente quiere utilizar el nombre del presidente o del Barça para ganarse el foco mediático. Tendré que convivir con esto. Forma parte del cargo".

Por último, Rosell no evita el debate sobre el nuevo Camp Nou, un asunto que considera crucial para el futuro del conjunto azulgrana: "Hay que pensar qué hacemos con nuestro patrimonio. Desde el punto de vista romántico, me encanta como está, pero urbanísticamente está desordenado. Las instalaciones no son las del mejor club del mundo, ni son eficaces y rentables. Es una decisión tan importante que marcará los próximos 100 años del club. Y todo el mundo debe tener toda la información para decidir en función de cómo pagaremos todo esto. Lo que no haremos es poner en riesgo el día a día del área deportiva, fundamentalmente del primer equipo. No podemos tener el mejor campo del mundo y no tener el mejor equipo del mundo. Lo primero es tener el mejor equipo que podamos y paralelamente, con un buen plan de negocio, hacer realidad el proyecto. Hemos de modernizarnos porque, si no, perderemos el compás. El romanticismo está muy bien, pero llega un momento en que debes pensar en los próximos 100 años".