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Sevilla 2 - Barcelona 3 | La actuación del árbitro

Mateu debió señalar la mano de Thiago

Urizar Azpitarte
Actualizado a

Mateu Lahoz no tuvo un partido fácil. Y la culpa la tuvieron a partes iguales la agresividad del Sevilla y la dejadez del propio Mateu, que no señaló faltas claras de ambos equipos. Hasta el minuto 65, por ejemplo, no señaló la primera falta al Barcelona.

Hubo también faltas claras en las que pasó por alto la amonestación. La forma de arbitrar de Mateu Lahoz resulta desconcertante. No se sabe cuál será la decisión que tomará en cada entrada y olvidó en el partido de ayer lo acordado en la última reunión arbitral, empezando por no poner las barreras a la distancia reglamentaria.

En cuanto a las jugadas conflictivas, la primera fue una posible mano y penalti de Alba en la primera parte. No hubo tal. El balón le dio en la cara. También reclamó el Sevilla otro posible penalti de Alba, en el minuto 65, en un tropezón de Negredo dentro del área. El contacto es tan ligero que tampoco hay penalti. Aquí acertó Mateu, pero no en la jugada decisiva del partido.

En el minuto 67, Fàbregas se encara con Medel y el jugador del Sevilla le da un pequeño cabezazo. El árbitro no lo ve y lo expulsa a instancias del árbitro asistente Pau Cebrián Devís, que interpreta que hubo una agresión. El reglamento indica que dar o intentar dar una patada o un cabezazo es expulsión, aunque en este caso la roja fue un poco rigurosa.

En el 88', también falló. Thiago controla el balón con la mano en el tanto del empate del Barça. Aunque luego el gol llegó después de varias combinaciones, la jugada se aprovechó de ese primer control de Thiago. En resumen, arbitraje muy desconcertante del colegiado Mateu Lahoz.