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Liga BBVA | Atlético de Madrid 2 - Valladolid 1

Courtois crea y resuelve un lío

Godín y Falcao marcaron antes del descanso. Un error grave del portero revivió al Valladolid. El belga se redimió luego. Djukic, expulsado por pedir penalti.

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<b>U-RU-GUA-YO. </b>Godín celebra su gol ante el Valladolid con la grada. Los aficionados se lo agradecieron cantando "u-ru-gua-yo", cántico que antes dedicaban a Forlán.
U-RU-GUA-YO. Godín celebra su gol ante el Valladolid con la grada. Los aficionados se lo agradecieron cantando "u-ru-gua-yo", cántico que antes dedicaban a Forlán.

Con la victoria encarrilada y Falcao, sobrecargado, descansando ya de cara al aplazado del miércoles contra el Betis, al Atleti le falló Courtois. Corría el minuto 55 y el Valladolid perdía 2-0 sin tener aún ni idea de si en el área rival había césped o flores. Pero un disparo lejano y blandito de Bueno se convirtió en gol gracias a una coproducción entre Courtois y la hierba mojada. Eso sí, el portero belga puso el 90% de la participación. Como ante el Rayo la pasada jornada, el Atleti no supo encajar el primer golpe y pasó de sereno adulto a nervioso adolescente en cuestión de segundos. Por suerte para él, el Valladolid tiene tanto picante como la comida de bebé. Y el poco peligro que creó, todo Bueno a balón parado, lo resolvió... Courtois. Buena prueba de carácter para un chico que, aunque no lo demuestre a menudo, tiene 20 años. Falló y se levantó de inmediato.

La primera parte fue una nueva muestra de serenidad de este Atleti de Simeone, que no necesita alardes ni emociones fuertes para plasmar su superioridad. El Valladolid tenía más la pelota, pero el Atleti era el único que sabía cómo trasladarla hasta la portería contraria. De nuevo, funcionó la presión y cada robo originaba una contra peligrosa, con Tiago y Arda como maestros de ceremonias. Y Koke, cada día más asentado, dio un recital a balón parado: todo lo que sacó, fue rematado en ventaja por un compañero.

Pero el primer gol lo marcó un defensa, Godín, en una arrancada muy del central que hoy ocupa el banquillo pucelano, Djukic. El uruguayo robó y se fue arriba, Koke le devolvió una buena pared y, ante Jaime, resolvió como un atacante de clase, picándola con sangre fría por encima del portero. Gran gol.

Con el Valladolid añorando a Ebert y a un nueve que le aporte algo más que Javi Guerra, aparecieron los delanteros rojiblancos. Diego Costa, de nuevo titular, y Falcao se complementan de maravilla. El brasileño crea barullo, percute, distrae y acaba sumando por acumulación. Así le sacó el penalti a Bueno, que hizo una clásica de atacante defendiendo: zancadillear a quien no va a ninguna parte. Falcao hizo el 2-0. Tres veces asomó el colombiano en el partido: el gol y dos cabezazos que obligaron a trabajar a Jaime. Su mera presencia transforma a su equipo y al contrario, como se vio sin él tras el descanso.

Bajón.

Porque, otra vez, el Atleti no digirió bien los cambios y se diluyó bajo la lluvia. Tras el 2-1 de Bueno, su único plan fue dejar pasar el tiempo. Y pasó lento. Sobre todo teniendo que soportar ambos el show de Muñiz que en el primer tiempo se divirtió regalando tarjetas y subió la apuesta en el segundo. Empezó a obviar penaltis que pitaría fuera del área: agarrón de Sereno a Adrián, cabezazo de Filipe a Lolo (el más claro, que provocó la expulsión y posterior rajada de Djukic), zancadilla de Rukavina a Arda y mano de Juanfran. Desastre.

Por fortuna para el Atleti, el Valladolid no tiene filo y el susto no pasó a mayores, aunque Simeone debe solucionar este síndrome de Jekyll y Hyde que afecta a sus chicos durante los partidos. Por ahora, las cuentas le salen: invicto, en Champions y un partido menos. El Atleti sigue disparándose en el pie de cuando en cuando, pero ahora lo hace con balas de fogueo. Y duele menos...