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Supercopa | Barcelona - Real Madrid

El Clásico de la nueva era y del buen ambiente

Mou tantea a Tito, Cristiano a Messi y el Madrid al Barcelona.

Actualizado a
<b>LAS SONRISAS DE LOS 'DEBUTANTES'. </b>Pocos jugadores se entrenaron ayer en Sant Joan Despí con más ganas queVilla y Jordi Alba. Seguramente, sus sensaciones son parecidas. El primero reconoció que volvía a sentirse futbolista tras su penosa lesión, el otro puede debutar en un Clásico.

Un título siempre es un título. Y un título cotiza su valor en oro cuando lo disputan los gigantes Madrid y Barça. Llega la Supercopa de España cargada de pasión y de interrogaciones abiertas. No es más de lo mismo: cada choque de los dos colosos provoca emociones diferentes, aunque sólo hace cuatro meses que se midieron por última vez, en la trascendental victoria blanca en el Camp Nou.

Ahora será a dos asaltos, con desenlace en el Bernabéu el próximo miércoles. Las apuestas ponen el viento a favor de los azulgrana de Tito Vilanova, pero no es más que una sensación primaria apoyada en el arranque liguero. Mourinho encontró la llave del tesoro azulgrana en abril y vuelve con la misma intención victoriosa y las mismas armas. Al fondo del paisaje o en primer plano, según se mire la foto, el desafío de Messi y Cristiano, con el Balón de Oro de por medio.

La Supercopa es un termómetro en este agosto de insufrible bochorno. Un test de energía para dos equipos que salen a escena con idea de ganarlo todo y de no dejar pasar la ocasión de dar una dentellada al eterno enemigo. El Madrid hirió de muerte al Barça en la Liga ante su atónito público, provocando un clamor de venganza en el Camp Nou que se escucha en este torneo como mar de fondo.

No se van a arrugar los blancos ni siquiera en ausencia de uno de sus mejores guerreros, el belicoso Pepe, herido por fuego amigo. En esa trinchera toma la posición Albiol, menos intimidador, pero con garantía contrastada en grandes eventos.

Estreno. Tito Vilanova debuta con galones ante el Madrid. No hay constancia de que vaya a sufrir un proceso de Guardiolitis, que consiste en sorprender moviendo una pieza del ajedrez contra todo pronóstico, en busca de misteriosas fórmulas tácticas que casi nunca funcionan. El técnico azulgrana tenderá a ser conservador en la alineación, eso se espera, y buscará reconfortar su orgullo ganándole a Mou en la primera baza cara a cara.

No se puede discutir que para el nuevo entrenador azulgrana este partido esconde una confirmación de la fe barcelonista en su trabajo. Ahí puede dolerle al míster y el vestuario lo sabe. Xavi, Iniesta y Messi tienen en sus botas, también, preservar la credibilidad del proyecto.

El Madrid saltará al campo con menos urgencias y el colchón del Bernabéu en seis días. Sin embargo, un golpe en el Camp Nou haría relamerse al madridismo, lo que provocará que Mourinho y sus jugadores afronten esta visita con un plan de asalto irrenunciable, olvidada seguramente la flojera del partido contra el Valencia. Aquí está llamado a levantar el vuelo Cristiano, mal el domingo, pero espoleado por la rivalidad particular con Messi y motivado por el recuerdo de aquel gol que bajó al barcelonismo del sueño de la Liga.

Focos. La cita volverá a paralizar al universo futbolístico, llenará el Camp Nou a pesar de la intempestiva hora establecida para el partido, y reeditará las viejas y nuevas batallas que los Barcelona-Madrid acostumbran.

Con la ida de la Supercopa empieza el baile de la temporada. Un baile que, después de la reconciliación de los entrenadores y el afectuoso tuit de Piqué a Pepe, se acompaña de concordia y buen ambiente, incluso de viejos amigos como Iker y Xavi. El deseo de todos es que después de los 90 minutos de esta noche sigan reinando la paz y el fútbol.