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LIGA BBVA | RAYO-GRANADA

Milagro doble en Vallecas: Rayo y Granada se salvan

Un gol en el descuento de Tamudo en fuera de juego libra del infierno a los de Sandoval. Los andaluces siguen en Primera gracias al gol de Falcao en Villarreal.

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Todos sospechaban que en el viejo estadio de Vallecas se escondía el drama. Tardó casi 60 minutos, pero el gol de Apoño en Getafe puso el foco en las reducidas dimensiones de un estadio donde la línea de la gloria y el desastre es más delgada que en ninguno. Rayo o Granada bajarían. Sin embargo, ocurrió el milagro. Lo hizo Tamudo, autor de aquel gol al Barcelona que alegró la vida al madridismoo al que salvó al Espanyol ante el Murcia y que, ya en los instantes finales de su carrera, estuvo en el sitio exacto. Su gol (en fuera de juego) quedará en los corazones de la afición rayista. El gol del Rayo pareció la condena del Granada pero segundos antes hacía se había aparecido también la cabeza de Falcao en Villarreal. El colombiano será recordado por Quique Pina, Abel y los granadinistas como el héroe involuntario de la permanencia de los rojiblancos. Vallecas, estadio con liturgia, hizo el milagro redondo. Rayo y Granada seguirán en Primera y eso parecía un imposible cuando empezó todo a las ocho de la tarde.

Fue un partido jugado contra el destino, que indicaba que uno de los dos caería. El Rayo estaba maldiciendo su suerte, porque hubiese quedado en una situación institucional delicadísima. Por eso se trabajó su suerte. Y tuvo fe. Después de una puesta en escena muy convincente del Granada, que estuvo a punto de hacer el 0-1 en un disparo de Ighalo, el Rayo reaccionó y volcó el partido a su favor. Diego Costa fue metiendo atrás a la defensa del Granada, que tenía menos claro que el Rayo que resultado le convenía más. Después de pedir dos penaltis (uno por agarrón a Arribas y otro por una posible zamorana de Borja Gómez), el Rayo se fue al descanso sabiendo que sólo la victoria le salvaría. Sandoval tuvo noticias del gol del Zaragoza y decidió jugársela con Lass y Tamudo. Por el camino, el Rayo ya se estaba rompiendo y Franco Jara y Martins pudieron ponerle la puntilla. Lo salvó el desacierto de Jara y la mano salvadora de Cobeño.

Una agonía hasta que se desató todo. Tamudo remachó un balón que parecía no querer entrar. Sandoval rompió a llorar y a Martín Presa, que puso su corazón a prueba en el palco, supo que lo que en Vallecas estaba pasando era algo más que una permanencia. Los jugadores de Rayo y Granada se confundían al final del partido porque todos se abrazaban. Todos seguían un año más en Primera. Vallecas es territorio acostumbrado al sufrimiento. Pero también a las hazañas y los milagros.