El Racing corre el riesgo de desaparecer

Un descenso duele, pero cuando, como es el caso de los seguidores racinguistas, ya has pasado otras doce veces por esa trance, ocho de Primera a Segunda, se lleva mejor. De hecho, de toda la situación que rodea al club cántabro, la pérdida de categoría certificada el sábado en Anoeta es lo que menos preocupa. El auténtico problema que debe resolver el club cántabro no es dónde va a jugar, sino si va a jugar la próxima temporada. Existe riesgo real de desaparición.

Y lo curioso del caso es que si el Racing no cumple 100 años, el próximo 23 de febrero, no será por un problema económico (el concurso de acreedores marcha bien y el convenio va a ser aprobado en tiempo y forma el 11 de junio), no. El quid de la cuestión es el caos institucional que vive la sociedad desde que en enero de 2011 entrara en escena Alí Syed. Técnicamente, y aunque no ha pagado las acciones que compró, el indio es dueño del 99% del capital social y, por tanto, será quien elija el 19 de mayo al nuevo Consejo de Administración que entrará en funciones el 1 de julio. Alguien que no paga, que miente por sistema, que no pisa suelo español desde hace un año y que es virtualmente ilocalizable, tendrá las llaves del club. ¿Y si, simplemente, otra vez vuelve a desaparecer? Sería la muerte del Racing.