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Liga BBVA | Valencia 1 - Levante 1

Koné perdonó a Unai Emery

El costamarfileño la tuvo en el 84'. Piatti y Alcácer respondieron rápido y calmaron los ánimos. Otra pañolada al Valencia. El mejor derbi granota.

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<b>OCASIÓN PERDIDA. </b>Los granotas se vieron superiores en Mestalla, donde los de Emery dejaron vivo al Levante en la pelea por la tercera plaza de la Liga.
OCASIÓN PERDIDA. Los granotas se vieron superiores en Mestalla, donde los de Emery dejaron vivo al Levante en la pelea por la tercera plaza de la Liga.

Nadie se movió del asiento hasta que Fernández Borbalán dio por concluido el partido. Unos porque aguardaban el momento para sacar su pañuelo a pasear, otros, los más, porque el derbi valenciano ganó en interés conforme se acercaba su final. Reparto en casi todo entre los de Emery y Juan Ignacio... menos en críticas, ahí ganó por goleada Unai. Y hasta puede decirse que salió airoso el técnico vasco, al menos no lo hizo con los pies por delante. Koné le perdonó la vida en el minuto 84 y la rápida reacción de los ché con disparo al travesaño de Piatti y posterior cabezazo de Alcácer a las manos de Munúa apaciguaron a la grada. Hubo pañolada, sí; pero nada que ver con la que se hubiese liado si el costamarfileño hubiera hecho el segundo. Lo dicho, Koné perdonó a Emery por más que el Valencia tuviera después las suyas.

Con el de ayer son cuatro los partidos de Liga que lleva el Valencia sin ganar en casa (desde el pasado 12 de febrero para ser exactos) y sumaría la friolera de 22 puntos más si hubiera ganado todos los encuentros en los que se ha adelantado en el marcador (con el de ayer son 14 los que le han remontado este año). Por todo ello, porque llovía sobre mojado, Mestalla no se pudo contener pese a que los suyos sigan terceros.

Los aplausos, y merecidos, fueron para un Levante que jugó el derbi con la seriedad que le faltaba en este tipo de duelos vecinales. Lo hicieron con esa claridad de ideas que le ha llevado a estar peleando por disputar la próxima edición de la Champions cuando sólo faltan ocho jornadas para terminar el campeonato. Los de Juan Ignacio se marcharon contentos de Mestalla pero también con sensación amarga. No es que fueran mejores que el Valencia, no al menos de una manera manifiesta, pero sí dieron mayor sensación de peligro (aunque llegaran menos al área) y sobre todo de saber lo que tenían y querían hacer en cada momento (aunque tuvieran menos la pelota que los blanquinegros).

Emery tampoco es que esté engañando a nadie ni parece que vaya a traicionarse a sí mismo. Se mantiene fiel a su filosofía de querer tener la posesión y a su apuesta táctica ofensiva (que no es lo mismo que efectiva). Barragán y Mathieu de nuevo fueron casi más interiores que laterales. Cuando fueron al ataque, Pedro López y Juanfran sufrieron las de Caín, pero cierto es que en la acción del gol de Koné, Valdo le ganó la espalda al francés porque éste tuvo que recular desde campo granota tras pérdida de Albelda en la medular. Y eso desespera a la parroquía ché y provoca cierto estado de ansiedad y pavor en el propio vestuario.

Por enésima ocasión, el Valencia se puso por delante en el marcador. Fue con un gol que firmó Jonas, aunque fuera el que menos hizo de los tres que participaron en la jugada. Magistral acción de Aduriz -en realidad casi lo único que hizo destacable en todo el partido-. El vasco se llevó con su movimiento a tres defensas consigo y a la media vuelta colocó el balón al desmarque de Feghouli. Solidario el argelino con Jonas. "Métela tú", le dijo sin hablar.

¿Cara o cruz? Tras el gol de Jonas, la clave estaba en ver si a los de Emery les entraría la pájara de siempre o si, en esta ocasión, matarían el partido y acallarían las críticas. Lo segundo desde luego no pasó. El Levante se fue creciendo en cada contragolpe y desde que Koné firmara el empate hasta que el propio ariete fallara la ocasión que tuvo en el 84, en líneas generales reinó la sensación de que los granotas eran los que se iban a llevar el derbi.

El Valencia seguía mandando en la posesión porque era lo que quería el Levante. Pero Parejo perdió inspiración y Feghouli, gasolina. Juan Ignacio movió antes y mejor el banquillo. Emery hizo de esos cambios con los que los técnicos quieren lanzar un mensaje de "vamos a por el partido" y que en condiciones normales gustan a la galería (Albelda por Tino y Alcácer, al campo). Pero si alguien evitó que hubiera pañolada con extremaunción fue Koné (sin querer, claro).