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Champions League | APOEL - Real Madrid

El Madrid llegó a Chipre sin Xabi ni Di María

La afición del APOEL prepara una auténtica caldera para recibir al Madrid. 28.000 personas abarrotarán el GSP Stadium y buscarán la hazaña ante los blancos, que ayer llegaron a Nicosia en busca de un triunfo que allane la eliminatoria. Cristiano será el centro de las iras chipriotas...

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<b>AMBIENTE EN EL AEROPUERTO. </b>La expedición del Real Madrid aterrizó ayer en Larnaca a las 22:15 horas con más de 200 aficionados en el aeropuerto.

El Madrid aterrizó en el aeropuerto de Larnaca (a 50 kilómetros de Nicosia), a las 22:15 horas de ayer. Más de 200 aficionados fueron a recibirle. Llegó sin los lesionados Di María (no se recuperó a tiempo), Callejón, Carvalho y Lass, ausencia de última hora por una sobrecarga en el isquiosural derecho. Y sin el sancionado Xabi. Las bajas en la medular darán la alternativa a Granero, que formará de inicio con Khedira, una pareja inédita hasta la fecha en las alineaciones de Mourinho.

Para Granero no será una vuelta a la titularidad fácil. Al Madrid le espera una auténtica olla a presión en el GSP Stadium de Nicosia. Los hinchas del APOEL son reconocidos en Europa por su fiereza y, si ir más lejos, después del derbi ante el Omonia del pasado viernes, un coche con dos aficionados contrarios fue prendido con ellos dentro y salvaron la vida por sólo unos segundos. Dentro del campo la presión también se hace notar. 28.000 gargantas que no paran de echar fuego durante los 90 minutos.

En este último precedente ante el Omonia, por ejemplo, el partido tuvo que ser suspendido dos veces. La primera por un incendio que fue provocado en la grada y la segunda por el masivo lanzamiento de botellas al entrenador contrario cuando saltó a su zona técnica para protestar una jugada.

Protagonista. Cristiano será, además, el centro de todas las iras de los hinchas del APOEL. El delantero portugués fue protagonista de un incidente en el Chipre-Portugal, amistoso disputado el pasado mes de septiembre. La afición le silbó los 90 minutos, en cada jugada, gritándole siempre "¡Messi, Messi!". Y en el 82' después de marcar su segundo gol (del 0-4 final) se echó la mano a la oreja desafiante. El árbitro le mostró tarjeta amarilla. Luego, en la zona mixta, Cristiano dijo: "Hay que ser anormal para estar todo el partido gritando Messi. Al que le gusta el fútbol, le gusta verme". Aquel incidente está grabado a fuego en la mente de los aficionados chipriotas.