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Liga BBVA | Barcelona 5 - Granada 3

Lo que vale es lo que diga Leo

Messi marca un hat-trick y bate el histórico récord de César. El argentino rescata al Barça, que está a cinco del Madrid. El Granada llegó a empatar a dos.

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<b>CAPITÁN SOBRE LA PIÑA. </b>Los jugadores del Barça celebran uno de los cinco tantos de ayer.
CAPITÁN SOBRE LA PIÑA. Los jugadores del Barça celebran uno de los cinco tantos de ayer.

Con Leo Messi en el campo todo es posible. Puede que Guardiola diga que esta Liga no está al alcance del Barça, pero mientras Messi piense lo contrario, nada estará perdido para el Barça. El argentino comandó un triunfo que deja a los barcelonistas a cinco puntos del Madrid (que juega hoy) en un partido que se complicaron ellos solitos y marcó un nuevo hat-trick que más allá de los puntos, le corona con 24 añitos como el máximo goleador de la historia del Barça con 234 goles superando los 232 de César. En los últimos tiempos nunca un jugador había dado la sensación de que lo que pase en un terreno de juego depende tanto de él como sucede con Messi. Aquí lo que vale es la palabra de Leo y los demás podemos ir a filosofar al monte.

Mira que el Barça ayer se complicó la vida y por añadidura, la Liga. Después de un primer tiempo en el que un gol de Xavi, otro que está finísimo, y otro de Messi parecían convertir el duelo en un mero homenaje al récord del argentino, la defensa del Barça se desconectó y se disparó en un pie.

De nuevo, una salida atolondrada de los de Guardiola le valió a sus rivales para subírseles a las barbas y el Granada empató el partido a dos tras un despiste de Piqué y un penalti absurdo de Alves. Con el corazón en un puño y la Liga alejándose de nuevo, apareció súper Messi al rescate. Su segundo gol, el tercero del Barça, conjuró todos los demonios que atormentaban al barcelonismo. Su tanto, en el límite del fuera de juego (pero en posición correcta) abrió de nuevo las puertas del cielo y habilitaba de nuevo la caza al líder.

Rotaciones.

El hecho de que 48 horas antes del inicio del partido el Barça hubiera recortado por primera vez en tres meses y diez días (desde la visita al Bernabéu) la diferencia de puntos respecto al Madrid no obcecó a Guardiola, que en previsión de lo que se le avecina, optó por rotar las piezas del equipo.

El técnico blaugrana dejó a Busquets en la grada y a Mascherano, Iniesta, Pedro y Cesc en el banquillo dando la titularidad a gente poco habitual como Cuenca y Keita o a jugadores sin ritmo como Thiago y Alexis.

De entrada, estos cambios no se notaron porque Xavi puso el partido de cara a los cuatro minutos y Messi, al igualar el récord de César, pareció archivarlo a los 16. No obstante, a la larga, el Barça perdió tensión y el Granada lo aprovechó nada más iniciarse el segundo tiempo. Primero con un buen gol de Mainz, que le ganó un balón aéreo a Piqué y a continuación con un riguroso penalti de Alves sobre Benítez.

Con el empate, regresó Messi al mundo de los mortales y decidió que por mucho que diga su entrenador, él sí que quiere ganar esta Liga. Y lo quiere hacer batiendo todos los registros. De entrada, marcó el más difícil, el 3-2; después originó en asociación con Iniesta, que salió del banquillo para arreglar el desastre que se avecinaba, el 4-2 que selló Tello. Y a falta de cuatro minutos decidió que no se iría del campo en un día tan señalado sin la pelota y marcó el tercero. Una metida de pata, o de brazo, de Alves permitió al Granada marcar el tercero antes de felicitar a Leo.