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Liga BBVA | Levante 1 - Villarreal 0

Rubén, puerta grande

El asturiano adelantó la Cremà para el Submarino.

Víctor López
Actualizado a
<b>A HOMBROS. </b>Rubén Suárez desató el éxtasis final en el Ciutat de València con su zapatazo en los últimos minutos.
A HOMBROS. Rubén Suárez desató el éxtasis final en el Ciutat de València con su zapatazo en los últimos minutos.alberto iranzo / david gonzález

Últimos minutos, falta en la frontal. Rubén coge el balón. Lo tiene claro: 'Va a dentro', se dice a sí mismo. Dicho y hecho. 'Esta peli ya la he visto', piensa el espectador. Y es que no es el primer partido con semejante desenlace. Cornellà, ante la Real, aquel de Riazor y otros muchos que llevaron su firma y valieron tres puntazos. El de ayer deja la salvación en el bolsillo para los granotas y muy tocado a un Villarreal que necesita decisiones drásticas. La primera, destituir a José Francisco Molina y buscar otro revulsivo para el banquillo. Si será la mejor solución o no lo descubrirán los amarillos cuando acabe la temporada y hagan balance, a poder ser para ellos, en Primera División. Ahora mismo, tiene mala pinta.

Porque lo cierto es que en el Submarino huele a cadáver. Y a perro flaco... ya se sabe. Ayer se le escapó otro punto en los últimos minutos. Y al igual que con los zapatazos del '21' granota, en Vila-real están demasiado acostumbrados a sufrir dejavus como el vivido en el Ciutat de València. Si los partidos le duraran 80' estarían peleando por enlazar con el tren de Europa. Pero la realidad es otra y ahora el tramo final se les va a hacer muy largo.

Sorprendió Molina de inicio con su once en el que se atisbaba un tridente ofensivo. O en este caso con el 'in' delante, porque los amarillos apenas inquietaron a Munúa. Tener toda la pólvora en el campo no te asegura nada y menos cuando no hay manera de encender la mecha. Sin Valero, Senna no acompañó a Bruno, que se quedó sólo al mando e hizo lo que pudo. En defensa se entonaron algo los amarillos a lo que contribuyó también la inoperancia del 'JIM Team' (Venta fue la sorpresa en el lateral), con bastante presencia pero escasa pegada.

Era partido de los que apetecía desde nada más levantarse. Aunque hasta el último minuto muchos pensarían que habría sido mejor quedarse en la cama a dormir la 'mona' fallera. Para la primera parte no merece la pena malgastar líneas. Se resume en que no pasó nada. Los porteros podían haber sido 'ninots', nadie se hubiera enterado. En la segunda se animó la cosa. El choque se rompió. Adiós al centro del campo y los técnicos poniendo más madera. Era la guerra. Y ésta la ganó el de siempre, el soldado raso, el '21'. Dos orejas, rabo, a hombros y puerta grande. Una más.

Vale soñar. El discurso de 'hasta que no esté conseguida la permanencia' se empieza a acabar en Orriols. En los dos choques que tienen por delante esta semana deberían confirmarla. Y a partir de ahí, vale todo. Sobre todo, soñar. Lo que empezó siendo una utopía es una realidad en el tramo final. Y, aunque el camino es complicado, no están dispuestos a renunciar a nada.