Bedoya da una magistral clase de fútbol sobre hielo

El Numancia tuvo la suerte primero y después el acierto de adaptarse mejor al terreno de juego helado. El gol de Juanjo antes de irse al descanso hizo que el partido cambiara completamente y ya en la segunda parte los de Machín, con un gran Bedoya, no tuvieron rival en el Córdoba.

El equipo de Paco Jémez empezó con las líneas muy adelantadas y ejerciendo una presión de tres hombres sobre el jugador del Numancia que llevaba el balón. El conjunto soriano no estuvo fino al comienzo del partido, fallando pases y cometiendo errores en defensa que llevaron el ¡uy! a la grada, pero todo fue un mero espejismo. El primer tiro del encuentro fue de Fernández. Los de Jémez casi siempre jugaron con balones largos, pero salvo en dos ocasiones con tiros fuera, el final de la jugada era siempre resbalones y caídas en el área del Numancia, o lo que es lo mismo, en el fondo sur del estadio que estaba helado.

La clave del partido llegó a falta de dos minutos para el descanso una mano de Fuentes en el lateral del área fue sacada por Julio Álvarez dando una asistencia de gol perfecta a Juanjo, que sólo tuvo que rematar de cabeza a placer.

Gran Bedoya. En la segunda mitad, el Numancia no dio opción y Bedoya se erigió como protagonista logrando un gol y dando otro. Y es que todo lo que no hizo el equipo soriano en la primera parte, con la excepción del gol, lo logró en la segunda, siendo el Córdoba un equipo que se preocupó más por mantener la estabilidad en el área helada y en salir a la contra. Bedoya recibió en carrera un pase de Julio Álvarez, recortó y con su pierna izquierda lanzó un disparo raso al primer palo.

Ahí empezó el equipo local a gustarse, a dar taconazos y jugadas al primer toque. En una de ellas llegó el tercero del Numancia: jugada personal de Bedoya y pase de la muerte a Sunny que batió a Alberto. En las jugadas de ataque del Córdoba siempre aparecía Culebras, muy bien posicionado y que, sin complicarse la vida, solventaba los pocos balones de peligro.

Nano logró el cuarto con un disparo cruzado, justo antes de una gran jugada de Bedoya que se fue de cuatro contrarios y del portero, pero el balón dio en el palo. Julio Álvarez cerró la manita con el quinto.