Persecución sobre frío

La Liga se pone caliente en el momento más frío. De nuevo, el Barcelona está obligado a ganar en un campo difícil, eso no es noticia desde que el Madrid logró siete puntos de distancia. Un margen que no deja lugar a los despistes. Pero cuanto más caldeada se pone la clasificación, más frío está el clima. Puede que el partido ante Osasuna y Barcelona se juegue, siendo generosos, a cinco bajo cero, con un terreno de juego helado y con unas condiciones que exigirán al Barça -si quiere seguir con su persecución al Madrid- apelar más a su coraje que a su capacidad técnica. En la persecución sobre el frío, las distancias se acortan.

Por si fuera poco, Osasuna está completando este curso una hoja de servicios casi perfecta en su estadio. El Sadar es siempre un castillo difícil de conquistar. Y este año más. Con frío, la dificultad aumenta y si encima hace tres semanas que el Barça ganó en Copa en ese escenario, la empresa se adivina aun más complicada.

Pero resulta que en esta ocasión el Barcelona no puede permitirse ningún desliz. Primero, porque las matemáticas de la clasificación así lo mandan y luego, porque por primera vez en muchas jornadas, los de Guardiola tienen la ocasión de golpear antes que el Madrid. Hasta hoy, los de Mourinho jugaban antes y cuando acababan sus partidos, tradicionalmente con un triunfo que ampliaba su diferencia al frente de la tabla, al Barça le temblaban las rodillas. Hoy los culés tienen la oportunidad de irse a dormir a cuatro puntos del Real Madrid. Vale la pena pasar frío si ello comporta meter presión al rival.

Sin Busquets. El Barça viajará hoy a Pamplona recuperando a Pedro, pero sin poder contar con Busquets. El centrocampista de Badia, con una herida de quince puntos de sutura en la rodilla aún no está para trotes.

Por su parte, Osasuna tratará de sacar partido del frío del césped y de la calidez de su afición. Presionarán como locos ante un Barça que necesita un órdago fuera de casa.

Pamplona ya no 'quiere' tanto al Barcelona

Por lo general, el Barcelona es un equipo bien recibido allá por donde va. La admiración de las aficiones rivales hacia el conjunto que dirige Pep Guardiola es el denominador común en los desplazamientos azulgranas. Sin embargo, en Pamplona algo ha cambiado. Y la causa cabe buscarla en la última eliminatoria de Copa jugada por catalanes y navarros. En efecto, en los octavos de final, Osasuna visitaba la Ciudad Condal con ánimo de dar la sorpresa y más aún cuando supo alrededor de las dos del mediodía que Messi se caía de la convocatoria por culpa de un proceso gripal. Mendilibar vio la luz... hasta las 21:30, cuando el Barcelona anunció que el argentino se había recuperado. Messi salió en el minuto 58 y en media hora marcó dos goles. Aquello indignó a Mendilibar y el Sadar tomó buena nota. En la vuelta, el Barcelona fue recibido de un modo similar a como se da la bienvenida al Madrid en Pamplona y Messi sintió, ni que fuera por un día, las hostilidades de la afición rival a las que tan acostumbrado está Cristiano Ronaldo.