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Real Madrid 1 - Barcelona 2 | La intrahistoria

Los culés desean hablar de fútbol

Orgullosos por su partido, no quieren calentar la vuelta del Camp Nou.

Actualizado a
Los culés desean hablar de fútbol

El Barcelona no quiere un partido de vuelta de la Copa del Rey caliente. La consigna es clara. Para la dirección técnica del Barça, en los ambientes bizarros, crispados y exagerados, el Real Madrid se siente más cómodo. En cuanto se habla de fútbol y el desarrollo de la historia lo marca lo que pasa en el césped, son los barcelonistas los que tienen más que ganar.

Es por eso que la indignación que existe en el vestuario barcelonista contra Pepe no va a ser un filón a explotar. Todo lo que se tenía que decir, se dijo en la zona mixta del Bernabéu. "Es lamentable", aseguró Xavi. Iniesta recalcó que "cada uno tiene que ser responsable de sus acciones" y Puyol remachó que "las acciones de este jugador no son normales". Y de ahí no se va a pasar. Piqué lo dejó claro en su conferencia de prensa nada más llegar a Barcelona: "Ahora es trabajo de los que miran vídeos". El problema, como pasó cuando Mourinho agredió a Tito Vilanova, "es suyo", afirman fuentes del club.

Por tanto, el Barcelona ni va a denunciar al portugués ni va hacer del partido de vuelta una vendetta. El mensaje que transmite el club blaugrana es el de que hay que disfrutar el gran encuentro que se hizo (algunos en el vestuario hablaban de meneo) y seguir trabajando.

Por eso Guardiola aunó ayer estas dos vertientes. Con motivo de su cumpleaños, invitó a comer a todo el staff técnico del Barcelona según informó Mundo Deportivo, donde añadían que en el brindis aseguró que "vosotros sois los que me dais fuerzas para seguir". Es decir, que podría entenderse que anunció a su círculo de mayor confianza que está dispuesto a renovar su contrato.

La celebración se unió al trabajo en una jornada en la que el barcelonismo pudo sacar pecho y se celebró en Canaletas. Ahora, de nuevo, le tocará a Guardiola rebajar el soufflé y ponerles a todos los pies en el suelo, porque en Málaga, el Barça no tiene margen de error alguno y, aunque suene adocenado, el técnico del Barça no se fía del Madrid en la vuelta. Es más, la sensación es que el Madrid más peligroso es el que llega sin nada que perder.