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Europa League | PSG 4-Athletic 2

Al Athletic no le cunde su recital

Bailó en buena parte de los dos tiempos al PSG. Falló el balón parado defensivo. Magnífico gol de David López. Íñigo Pérez y Raúl brillan sin suerte

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<b>PROTAGONISTA DE LOS PARISINOS. </b>Nené, que estuvo presente en los dos penaltis que pitaron al Athletic, es derribado por Ibai en el centro del campo.
PROTAGONISTA DE LOS PARISINOS. Nené, que estuvo presente en los dos penaltis que pitaron al Athletic, es derribado por Ibai en el centro del campo.

Fue injusto. El Athletic dio un baño con sus suplentes al PSG durante dos tercios del partido y entre su falta de acierto en los metros finales con 2-2, el balón parado francés y un árbitro indignante fue imposible concretar el resultado merecido. El golazo de David López en la segunda parte fue el primer paso hacia una cascada de ocasiones bilbaínas que hicieron sonar fuertes pitos en el Parque de los Príncipes. Iraola, Susaeta e Ibai tuvieron la victoria antes del derrumbe final, en el que el colegiado señaló dos penaltis, uno dudoso y otro inventado, y el fantástico Íñigo Pérez metió un autogol mortal.

El otro Athletic saltó al verde con una ambición tremenda y jugó un cuarto de hora inicial fantástico. Para el minuto 3, ya se había puesto 0-1 en un córner forzado por un paradón de Douchez a Gabilondo. Aurtenetxe marcó de cabeza su segundo tanto en cuatro días. Preciosa ejecución tras un córner de David López. Iturraspe e Íñigo Pérez conducían al equipo con un desparpajo que desató admiración y pitidos en el santuario galo. Tras un contragolpe de lujo, bien encauzado por Toquero con un gesto técnico precioso, Aurtenetxe rozó el 0-2, pero el lateral Ceará lo sacó de la raya.

Un grave descuido a balón parado metió al PSG en el encuentro. Fue en la única laguna del debutante Raúl Fernández en una primera mitad fantástica, en la que se marcó dos paradones a Pastore y Gameiro, y una salida a los pies a lo Arconada. Abusó al poner cuatro jugadores en la barrera y uno por fuera en una falta de Nené, creyendo que la lanzaría directa y el brasileño la colgó al área. Tocó Bahebeck y Pastore anduvo vivo e hizo el 1-1 a bocajarro.

Otra vez la estrategia hizo daño a los leones, que pudieron marcar el 1-2 en un tiro de Íñigo Pérez que sacó con el pecho Douchez. Para entonces, el equipo de Komboauré, que quedó fuera de la Europa League ganando sus tres partidos de casa, empezaba a encontrar el filón con que hacer daño a los rojiblancos: el contragolpe. Jugaba con tanta ambición hacia arriba, que el equipo se partía. Y entonces apareció de manera espectacular Kevin Gameiro, que se mueve como un anguila y tiene gestos técnicos impresionantes. Buena vista la de la secretaría técnica del Valencia, que quiso ficharle. Es lo más parecido a David Villa.

Bodmer rentabilizó de un bonito testarazo un saque de esquina de Nené a cinco minutos del descanso, pero el Athletic no se hundió. Bielsa no lo permite. Había que ver la intensidad con que vivió el choque. Incluso se encaró con Nené tras el patadón que dio a Iturraspe.

Prueba con Susaeta. Los bilbaínos salieron con la misma personalidad en la segunda mitad. Íñigo Pérez y David López la gozaban. El gran gol del riojano pareció anunciar el triunfo. Ibai Gómez se sumó a la fiesta y ofreció detalles de gran clase y al técnico argentino se le ocurrió meter a Susaeta de delantero centro y se movió con comodidad. Le faltó acertar en una opción que tuvo en el punto de penalti. Buen experimento para jugar al contraataque.

Bielsa estaba tan cachondo buscando el triunfo que metió a Muniain en busca de la sentencia corriendo el riesgo de que viera una amarilla y no jugase en la ida de diecieseisavos. Aportó poco.El Athletic estaba lanzado y, de repente, todo se torció al final.

Llegó en el 84' el primero de los dos penaltis, una mano de San José de intencionalidad cero. Nené lo mandó a la tribuna. Segundos después, al Athletic le cogieron en una contra. Íñigo Pérez, en un forzado despeje a la carrera, hizo un autogol doloroso para Raúl y él mismo. El ex del Alavés exageró una falta en el área hasta extremos circenses. El árbitro iba a mostrarle la amarilla y, al ver que era la segunda, pitó penalti. Gol de Hoarau, 4-2. Increíble.