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Liga BBVA | Sevilla 1 - Granada 2

Las brujas de Nervión

Epopeya del Granada, que remonta con goles de Geijo y Rico Pitos a un Sevilla incapaz de sentenciar Roberto, el héroe e Ighalo y Jara, claves

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<b>LETAL. </b>Nyom,  Fran Rico, Geijo y Siqueira celebran el tanto del empate que logró el delantero hispano  suizo en el minuto 79.
LETAL. Nyom, Fran Rico, Geijo y Siqueira celebran el tanto del empate que logró el delantero hispano suizo en el minuto 79.

Sólo había 400 granadinistas en una de las esquinas del Gol Sur del Sánchez Pizjuán, pero tenían una corazonada. Y ya recordarán para siempre la noche de Halloween de 2011, la gesta en Sevilla. Es el Granada un histórico con corazón. Si no, no se entendería que un equipo roto e invertebrado que casi había tirado la toalla y que estaba todavía en pie en el partido gracias a una triple parada descomunal de Roberto, se levantase así. Fue un milagro en rojiblanco de este club de 80 años. Y fue obra de Fabri, que no estuvo perfecto en el planteamiento y vio a su Granada dando tumbos en la segunda parte, pero que dio con la tecla en los cambios. Franco Jara e Ighalo, el héroe del ascenso, aparecieron en el partido para sustituir a dos sombras, Mollo y Uche. Y le dieron la vuelta al escenario como un calcetín en 11 minutos. Epopeya rojiblanca. El 1-2 fue un resultado extraño si se observa el transcurso del partido, pero los pitos del Pizjuán resultaron significativos. En el partido en que más oportunidades produjo, el Sevilla perdió su condición de invicto y comprobó cómo su afición le da la espalda. Quedó demostrado que, en buena parte, el tinglado del Sevilla y su buen rollo estaban sujetos al resultado. Ayer fue noche de brujas, pero es una derrota con mensaje. Para el Granada, histórico Granada de vuelta, es aire.

El fútbol engaña. Siempre. A los 38 segundos pareció que ya no habría partido. Manu del Moral hizo el 1-0. Veloz, después de una jugada preciosa de Navas. Radiante Sevilla, el que quiere su gente. Radiante pero fugaz. Irreal. Porque el escenario parecía irreconducible. Dos mundos. Un gol de un equipo invicto y que tiene moral a otro que se ha hartado de encajar goles tempraneros en sus salidas. En Málaga (Cazorla), en Valencia (Canales), en Gijón (Barral). El Granada siempre había empezado entregado.

Y sin embargo lo que pasó fue que el Sevilla se esfumó. Dio un paso atrás y dejó que la primera parte discurriese en medio de una admirable mediocridad. Esa discontinuidad que denunció Marcelino es una enfermedad crónica. "Desaparecerá, supongo...", dijo casi con pena al final del partido. Es como si el Sevilla entrase en el triángulo de las Bermudas durante tramos larguísimos del partido. El Granada, en noche de Halloween, parecía un fantasma. Estaba, pero no. Ni tenía protagonismo ni lo buscaba. Tenía la cabeza escondida porque no confiaba en sus posibilidades, satisfecho con no recibir una goleada. La grada entendió que le estaban tomando el pelo y despidió a los actores, especialmente los suyos, los sevillistas, con una pitada merecedísima al descanso. Al vestuario se fue andando Rakitic. Tan lento como juega, El croata tiene un toque excelente pero creó demasiada buena fama a su llegada. Le salvaba el gol, que por supuesto no es poco. Ahora juega en posiciones cómodas. Ni arriesga ni llega. Se le pide más.

Marcelino tuvo que ponerse muy serio al descanso porque el Sevilla apareció como un bisonte para aplastar al Granada. Armenteros sustituyó a Kanouté, lesionado. Y entonces apareció Roberto, fundido en un abrazo con Fabri al final del partido. Héroe. Varas por un día. Roberto no es un portero más en Granada, estará siempre en la memoria por los penaltis del Celta. Pero le hacía falta reivindicarse así en Primera, él mismo lo dijo. Su triple parada a Manu, Armenteros y Trochowski fue espectacular. Antes y después salvó otras cuantas. Se hizo gigante. Y ya se sabe qué pasa cuando un portero se crece. El partido es suyo. Entonces Fabri tuvo una visión. Pocas veces dos cambios como Jara e Ighalo habrán variado tanto el escenario. Cáceres, loco por sentenciar, dobló en una jugada a Navas. El balón no llegó a él y el Granada, montó una contra por su zona que desarmó al Sevilla. Varas, esta vez, no llegó al remate de Geijo. 1-1. Y entraron en escena las brujas. Luis Alberto falló y Mikel Rico completó la gesta del Granada, que vuelve a creer en la permanencia. El Sevilla prefiere pensar en brujas. Que haberlas, háylas. Pero no lo justifican todo.

El detalle: la afición respondió..., pero luego pitó

La afición respondió al llamamiento del Sevilla, que organizó promociones durante la semana. Hubo buen ambiente, de Halloween. Disfraces de todo tipo, ganas de pasarlo bien pero también enfado entre la parroquia sevillista cuando el Granada hizo el 1-2. Pitos para el equipo de Marcelino.