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liga bbva | barcelona 3 - racing 0

El virus FIFA pasa de largo

El Racing no llegó ni a sparring para un Barcelona que cumplió con suficiencia y el adorno de tres buenos goles. Lo mejor, el regreso de Iniesta. La mala noticia, la lesión muscular de Piqué.

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<strong>EL BARCELONA GANA SIN DESPEINARSE.</strong>
EL BARCELONA GANA SIN DESPEINARSE.

El Racing saltó al Camp Nou todo de verde, con una equipación casi de camuflaje que se mimetizaba con el césped y que producía el peculiar efecto, a la postre perfecta metáfora del partido, de que el Barcelona jugaba contra nadie, tiraba paredes y dibujaba rondos a ritmo de entrenamiento sin rival a la vista. El Racing fue una vacuna perfecta para el virus FIFA que otras veces molesto para un Barcelona que optó por lo práctico y ganó con una suficiencia insultante y con el adorno justo.

El Racing casi vestido de césped basculó y basculó molestando lo menos posible. Pasada la hora de partido el Barcelona superaba el 85% de posesión, un dato brutal que explicaba un ejercicio de superioridad que dejó poco para la imaginación. Ni rastro de aventura, el Camp Nou aireó el abismo que separa al Barcelona de un Racing que aún no ha ganado ningún partido y al que la permanencia le va a costar, o eso parece a esta pretérita altura de curso, mucha sangre, mucho sudor y muchas lágrimas. El emparedado del calendario, entre los partidos de selecciones y la Champions, fue la coartada del Barcelona para ganar sobrado pero con lo justo y el mejor argumento del Racing para no llevarse una goleada descomunal. Después de las maravillosas ejecuciones ante Villarreal, Osasuna y Atlético, el Barcelona descansó y aún así goleó, monopolizó el juego y creó una decena de buenas ocasiones. Cada vez que pisó el acelerador, el Racing desapareció, siempre mimetizado con el césped. Tiene papel en la retaguardia y fogueo en el armamento: mala cosa y mucho sufrimiento por delante. Su Liga, en todo caso, no se juega en el Camp Nou.

Todavía sin Alexis, al que le queda un trecho, y sin un Cesc a punto de volver, el Barcelona se pareció mucho a su versión, digamos, clásica. Vuelta al 4-3-3 y vuelta, meses después, de la pareja Piqué - Puyol en el eje defensivo. La gratificante instantánea apenas duró cinco minutos porque Piqué se fue con otra lesión muscular para que entrara el también renqueante Abidal. Puyol, mientras, escenificó en un partido sumamente sencillo su plena recuperación y esa jerarquía que le hace único y fundamental para entender la mejor versión de este Barcelona: Puyol endurece y tensa las posiciones, carga de energía y confianza al resto de una defensa a la que nunca permite recular. Y asusta a los contrarios, esta vez un Racing con muy pocas ganas de provocar a un rival que le barrió silbando.

La vuelta de Iniesta fue otra excelente noticia para un Barça que renunció a Busquets, Keita y Mascherano. Thiago hizo de ancla y Xavi, que marcó un buen gol de cabeza, de generador con el manchego descargándole de rivales y de responsabilidad. A partir de la fluidez de tres pasadores de semejante categoría, el Barcelona generó juego cómo y cuándo quiso con Pedro y Villa abriendo las bandas y Messi, al que hicieron otro penalti que se fue al limbo, curó su enésima rasguño con Argentina en un partido por el que pasó como un niño que sale al recreo. Sin subir revoluciones dejó una coreografía de regates, controles, movimientos elásticos... y otros dos goles, el primero tras un excelso regate a Toño y el segundo con la derecha y remachando una maravillosa acción de Iniesta, que había disparado al palo. Al limbo se fueron un par de ocasiones a puerta vacía, una tonelada de llegadas elegantes y hasta un intento de chilena de Abidal. El número de goles estuvo en cuestión. La dictadura sobre el partido y la autoría del triunfo, jamás.

El Barcelona ganó. Marcó tres goles, van 21 en cuatro partidos en el Camp Nou, porque quiso marcar tres. Ganó del primer al último minuto, ganó con estilo y sin gastar ni una fuerza de más. Y solventó, que era al fin y al cabo la cuestión, las espinas del virus FIFA sin más traspiés que los problemas musculares de Piqué. Esa era su batalla en un partido que apenas servía para nada a un Racing que tendrá que ganarse la permanencia metro a metro y punto a punto y para el que la mejor noticia es que ya no volverá al Camp Nou en esta Liga.