En el camino a la perfección

El Barça sigue en su camino hacia la perfección. Ayer sumó su segundo título al vencer al Oporto por 2-0 con goles de Messi y Fàbregas dirigido por un Iniesta fabuloso. Lo peor para los rivales del Barça es que a este equipo se le adivina un gran margen de mejora. La sorpresa fue la apuesta por reeditar la defensa que pasó las de Caín en el Bernabéu incluyendo a Keita como mediocentro. El invento, empezó de manera cuestionable, porque la presión del Oporto y el estado del campo de acelgas sobre el que se jugó el partido no ayudaba.

En esos primeros minutos de caraja inicial, que por otra parte son un clásico del Barça en una final, tuvo que ser Valdés, el que evitara que la cosa se pusiera más cuesta arriba. El Barça empezó a enseñar los dientes. Pero la cosa empezó a ponerse seria cuando Messi dijo "aquí estoy yo".

El inicio de la actuación del argentino fue cuando Otamendi le entró duro abajo. Tan duro, que le rompió la bota izquierda. Y cometió el error de encarase con él. Primer error. Mientras le iban a buscar la bota al vestuario, Leo pidió la pelota y se deshizo de tres adversarios. Primer aviso. En cuanto se cambió la bota, el partido ya era suyo. Una buena presión de Pedro, obligó a Guarín a retrasar la pelota a su portero sin darse cuenta de que en la trayectoria estaba Messi. Segundo error. Leo, casi en una baldosa y con el portero encima, se deshizo de Helton y envió el balón al fondo de la red con la bota izquierda.

Cerrar el partido.

El gol todo a merced de un Barça que en la segunda mitad desperdició varias ocasiones para cerrarlo, lo que motivó el arreón -más moral que efectivo- del Oporto. Pero la recámara blaugrana tiene balas de plata. Una de ellas es Fàbregas, quien de nuevo salió y sentenció el partido. Y esto, apunta  a que es sólo el inicio.