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espanyol | liga bbva

Iván de la Peña, el mago que sólo quería jugar al fútbol

Jugadro de extraordinaria clase e inspiración, 'Lo Pelat', apodado así por su cabeza rapada, tuvo en las lesiones a su auténtico enemigo.

EFE | Barcelona
Actualizado a

Iván de la Peña, centrocampista del Espanyol, acaba contrato el próximo 30 de junio con el club catalán y dirá adiós al fútbol profesional después de disputar algunos minutos este sábado ante el Sevilla, en el que recibirá un homenaje de la afición de Cornellá-El Prat.

El futbolista cántabro, de 35 años, debutó en Primera División con el Barcelona del entrenador holandés Johan Cruyff, en la temporada 95-96.

No fue un estreno efímero: disfrutó de 41 partidos entre todas las competiciones y marcó nueve goles. Pronto se convirtió en el mejor producto de la llamada 'Quinta del Mini'.

Después de cerrar su primera etapa en el Barça en la 97-98, jugó la 98-99 en el Lazio, la 99-00 en el Olympique de Marsella y volvió al club culé en la 00-01, donde disputó doce partidos.

Después (01-02) regresó al Lazio y fichó por el Espanyol en la 02-03 tras ser considerado no apto, por muchos, para la elite por sus innumerables lesiones.

En el club blanquiazul, por el que firmó por un año, rápidamente se erigió como uno de los futbolistas más determinantes gracias a la confianza del entonces técnico perico Javi Clemente.

Sin embargo, después de su primera temporada como blanquiazul, el Espanyol decidió no renovarle por divergencias económicas con su agente.

Pero con la llegada de Luis Fernández al banquillo, el club catalán repescó a De la Peña, que hasta entonces se entrenaba en solitario, al estar sin equipo.

Desde entonces, 'Lo Pelat', apodado así por su cabeza rapada, siempre fue indiscutible hasta que las lesiones le cortaron las alas la pasada temporada. En la 09-10 sólo jugó cinco partidos.

Fue duro para De la Peña. Quería volver a vestirse de corto, algo que su lesión en el tríceps sural derecho le impedía. Su obsesión por sentirse futbolista de nuevo le llevó a probar tratamientos alternativos, como uno consistente en la utilización de placenta de yegua en Serbia. Finalmente tuvo que pasar por el quirófano.

Pero cinco partidos es todo lo que pudo jugar en la 09-10 y todos sus esfuerzos se centraron en ponerse a tono para la actual temporada. Sin embargo, las lesiones tampoco han respetado al primer capitán blanquiazul, que recibió el brazalete tras la marcha de Raúl Tamudo y el fallecimiento de Daniel Jarque, en agosto del 2009.

En la 10-11 Iván de la Peña sólo ha disputado 31 minutos contra el Villarreal. Tres lesiones, por este orden, tienen la culpa: entesitis aguda en la inserción del aductor derecho, pubalgia y, la más reciente, molestias en el aductor largo izquierdo. Es habitual ver al cántabro ejercitarse al margen en la Ciudad Deportiva.

En el terreno de juego, el capitán se ha caracterizado siempre por una visión de juego excepcional y una capacidad de pase fuera de lo común. Es lo primero que destacan sus compañeros. Pura magia. Es un especialista único, cuya calidad le llevó a sumar cinco internacionalidades con España de la mano de Luis Aragonés.

Su palmarés es muy destacable. Iván de la Peña suma dos Recopas (96-97 y 98-99), una Supercopa de Europa (1997), una Liga (97-98), tres Copas del Rey (96-97, 97-98 y 05-06) y una Supercopa de España (1996). Hasta ahora, el centrocampista cántabro ha disputado 268 partidos en Primera División y ha sumado 19 goles.

El fútbol es la mayor pasión de De la Peña y aprovecha cualquier concentración con su equipo para ir a ver el partido del equipo local si no dan ningún encuentro por televisión. El cántabro vive, come y respira fútbol. Una leyenda viva de este deporte que el sábado dirá adiós.