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Copa del Rey | Barcelona - Real Madrid

Barcelona-Madrid: hoy sólo puede ganar uno

Trivote y Özil. Keita en lugar de Pedro. La lírica, contra el martillo

Actualizado a
<b>BIENVENIDOS. </b>Más de mil aficionados recibieron al Real Madrid en Manises. Mou saludó a Stoichkov.
david gonzález

Más que un partido y más que una Copa. Esta noche se pone en juego, en el marco exclusivo de una espléndida final, la preponderancia de un sistema y de un estilo, también de una filosofía. Quien gane hoy tendrá razón. La tendrá esta noche, al menos. Y será muy larga esta noche, quizá dure muchos días.

El primer Clásico de la serie no resolvió las dudas. El empate dejó a cada ejército con su razón. Por un lado, Mourinho y adeptos. Para ellos ganar no es un juego, sino un ejercicio de supervivencia. No importa el estilo natatorio, flamante mariposa o perrito parvulario: el único objetivo es salir a flote, tocar tierra. De otra parte, Guardiola y seguidores. El viaje hasta la portería se disfruta tanto como el gol. El fútbol entendido como ballet y esgrima.

Sobre el papel, los bandos seguirán tan diferenciados como en el Bernabéu. Se espera que el Real Madrid repita con Pepe como palo mayor, pieza clave de un trivote que completarán Xabi y Khedira. No habrá otras especulaciones porque Lass, todavía convaleciente, no entró en la lista. Atrás, Ramos por Albiol y junto a Carvalho; Arbeloa y Marcelo, en los laterales. Lo de arriba no está tan claro, aunque Mourinho aclaró una duda: habrá nueve. Özil tiene más papeletas que Di María y el delantero centro podría ser Adebayor, muy activo el pasado sábado y una buena opción para los balones parados que tan mal defiende el Barcelona.

Incógnita. En el Barça la primera cuestión es saber quién será la pareja de Piqué: todo apunta a Puyol, aunque Busquets y Mascherano están en posición de firmes. Más segura es la presencia de Keita en el centro del campo, probablemente como compensación a la maquinaria pesada que opone el Madrid.

La gran intriga la protagoniza Messi. No anduvo cómodo perseguido por Pepe, que es una piraña de 1,88. Para evitar su marcaje podría tirarse a la banda, probablemente a la de Marcelo, donde encontraría un enemigo igual de eléctrico, pero con menos dientes. Con ese movimiento, además, el Barça anularía las subidas del brasileño. Otra posibilidad para contener a Marcelo es que Alves juegue de extremo; ya lo hizo la pasada temporada en el Clásico del Bernabéu.

Si la mejora del Madrid se localiza en la aportación creativa de Özil, en su conexión con Cristiano y en su capacidad para hacer avanzar la línea de centrocampistas, el margen del Barcelona se concentra en Messi e Iniesta. El primero estuvo lejos de su nivel en el primer asalto y el segundo apenas dio señales de vida durante el partido. Y hablamos de un futbolista clave, de un escapista, del jugador perfecto para desmontar la presión del rival. Esta vez se le espera más adelantado, en el lugar de Pedrito.

Advertido que las fuerzas están igualadas (así lo reflejó el último empate), todavía se percibe una cierta ventaja para el Barça. Ventaja de fútbol y de experiencia en las finales, ocho títulos desde que el Madrid ganó el último, Supercopa 2008.

Reservas. Desde los banquillos cambia la perspectiva: el Madrid cuenta con jugadores para alterar el viento y el Barça, con los cambios, suele empeorar el once. Eso importó hace cuatro días y podría contar en una final con prórroga y medias caídas, malheridos ellos y muertos nosotros.