Toquero hunde al Almería

Se acaba la Liga y se aclara el panorama. A falta de ocho jornadas el Athletic vive el sueño europeo con más ilusión que nunca. Se lo puede permitir, lo merece. Porque jamás se rinde. En las antípodas está el Almería, virtualmente en Segunda, que no despierta de su pesadilla. La próxima vez que abra los ojos no se va a creer dónde está. Tras escribir las páginas más brillantes de su historia, se despeña. Sólo le queda un milagro en un calendario de vértigo en el que le esperan Barcelona, Madrid, Valencia, Villarreal, Sevilla...

Y eso que empezó de maravilla el Almería. Enchufados desde el inicio, los locales presionaron la salida del balón de los de Caparrós. Sobre todo con los incordiantes Piatti y Crusat. Así nació el primer tanto. Orbaiz, con sus centrales a otra cosa, se quitó el balón de encima con un pase atrás sin destino posible. Ahí anduvo Piatti hábil para pescar el esférico y plantarse delante de Iraizoz. El argentino, de lo poco rescatable del Almería, definió con serenidad.

Pero recordábamos que el Athletic no se rinde jamás. Sobre todo Toquero, que dio la noche a la defensa local. Contagia mucho este futbolista, que hace de sus limitaciones un motivo para ser mejor cada día. Infatigable, aprovechó en multitud de ocasiones que Silva y García sólo parecían tener ojitos para Llorente. Pero tan admirable como el de Toquero fue el trabajo de Gurpegui y Orbaiz o la sensacional primera parte de Muniain, un bajito inspirado en el reino de los gigantes. El joven cachorro consiguió el empate ante la pasividad de la zaga del Almería, que lo concede todo. Gurpegui remató libre de marca un córner (los almerienses reclaman una posible mano de Llorente en la jugada previa que da origen al córner...). Alves, no sin dificultad, lo rechazó. Pero así es la defensa del Almería, generosa, por eso Muniain sólo tuvo que aparecer por el segundo palo y machacar al portero. No había un almeriense en dos kilómetros a la redonda...

Tras el descanso, el Almería, efusivo, intentó buscar la portería de Iraizoz. Uno de esos acercamientos lo aprovechó el Athletic para culminar la remontada. Una contra sensacional en la que Muniain encontró a Llorente y éste a Toquero. El bravo atacante vasco rompió a Luna en el área y probó fortuna con la izquierda. Alves hizo el resto. Desarmado y envuelto en un mar de imprecisiones, el Almería terminó su noche de desaciertos dejando que un balón dividido e inocuo llegase a Orbaiz. El centrocampista, que desde su error fue a más, conectó un zambombazo que entró por la escuadra de Alves.

El portero brasileño es una sombra. Terminó por los suelos entre lamentos poco después del misil que le mandó Orbaiz... Con el trabajo hecho, el Athletic dejó al Almería que se moviese por el tablero. Caparrós dio un baño a Oltra, que maneja un equipo que a veces da la sensación de no estar bien trabajado y que encima es incapaz de acertar con los cambios. Cambió algún cromo pero no hizo nada distinto, ninguna señal de ir a morir hasta pasado el minuto 80, cuando se dignó a quitar un defensa y meter a un mediapunta...

Iraizoz. Buscó el Almería la portería rival porque Piatti, de quien se disfrutan sus últimas galas por Almería, tampoco baja los brazos jamás. Pero ahí estuvo Iraizoz, portero serio, para frenar al argentino primero y a Ulloa más tarde. Dio para poco más el choque. Un intento de chilena de Uche y el casi segundo de Toquero, frustrado por Michel.

Y llegó el final y quedan las sensaciones y las lecturas. Un recado para Mateu Lahoz, que se ha creído tanto su papel de árbitro que deja jugar que ya ni pita faltas clarísimas. No contenta a nadie. Pero eso es una anécdota tras un larguísimo lunes que define la vida de dos equipos. El Athletic va lanzado hacia arriba, ha tomado carrerilla y comparte quinto puesto con el Sevilla. Que nadie le descarte, incluso, para la Champions. Ojo. Y regresó a Bilbao, dejando lágrimas en Almería, donde se van convenciendo de la cruda realidad. Sólo les queda un milagro.