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Liga BBVA | Villarreal 0 - Barcelona 1

La Liga se tiñe de azulgrana

El Barcelona ganó al Villarreal en El Madrigal con un solitario gol de Piqué que le sirve para colocarse a ocho puntos del segundo clasificado y dar un golpe casi definitivo al torneo.

Actualizado a
La Liga se tiñe de azulgrana
La Liga se tiñe de azulgranaAFP

El Barcelona no desaprovechó la ocasión que le brindó el Real Madrid de asestar un golpe casi definitivo a la Liga tras perder ante el Sporting en el Santiago Bernabéu. Los de Guardiola lograron monopolizar el balón de principio a fin y se impusieron con un solitario gol logrado por Piqué tras una posible mano a algo más de veinte minutos para la conclusión. En la primera mitad el Villarreal dispusó de dos claras ocasiones por medio de Rossi ante las que Víctor Valdés se enfundó el traje de héroe para salvar a los suyos. El portero culé y Busquets vieron la quinta amarilla en El Madrigal, no estarán ante el Almería la próxima jornada y se garantizan estar en el Clásico del día 16 en el Santiago Bernabéu. Con la derrota los locales ceden la tercera plaza, que pasa a ser propiedad del Valencia. Messi partió desde el banquillo debido a las molestias sufridas durante su partido con Argentina.

Tanto el Villarreal como el Barcelona comenzaron el partido sin miramientos y sin intención alguna de especular con el resultado. Así, tan sólo transcurrieron seis minutos de partido para que el conjunto local gozará de su primera ocasión clara de gol por medio de Rossi y que acertó a sacar Valdés. El fuerte ritmo que imprimieron al choque amarillos y azulgranas mantuvo el partido sin un dominador claro y con continuas y peligrosas llegadas de los hombres de Garrido. Antes del cuarto de hora, el guardameta visitante volvió a hacer una intervención de mérito para volver a salvar a los suyos ante un nuevo intento del italiano Rossi.

El Submarino se empleó a fondo en tareas defensivas y logró desconectar a algunos de los mejores jugadores culés para reducir cuantiosamente su habitual mordiente en ataque. El Barcelona movía la pelota con soltura sin poner en apuro alguno a Diego López. Fue así hasta el punto de tener que esperar al ecuador de la primera mitad para que el portero local desbaratase el primer intento formal de los de Guardiola para romper la igualada. A medida que avanzaban los minutos, el Barcelona, dueño y señor del esférico, fue adelantando sus líneas hasta instalarse de forma casi permanente en la zona de tres cuartos del campo rival.

El Barcelona monopolizó el balón y no dio a su rival opciones de crear peligro. Ante el rumbo que tomaba el partido, los de Garrido se centraron en jugar al contragolpe buscando la espalda de la zaga rival. El Villarreal se desgastó físicamente, su oponente se aprovechó de ello y acabó la primera mitad con bastante más protagonismo del que tuvo en el comienzo. Tras el intermedio, se confirmó la avanzadilla blaugrana y fue Iniesta el primero en probar suerte con un disparo desde la frontal del área que mandó a saque de esquina Diego López. Acto seguido, una nueva oportunidad culé sirvió como presagio de lo que fue la tónica dominante del segundo asalto.

El gol no llegaba y Guardiola decidió mover ficha desde el banquillo para dar entrada a su mejor hombre, Leo Messi, en sustitución de Keita. Garrido respondió de inmediato y también puso más dinamita en ataque con el cambio de Nilmar en lugar de Marco Ruben. La propuesta local continuó inutilizada por un dominio del esférico desorbitado por parte del Barcelona, que metía cada vez más atrás a su rival. La renuncia del Submarino a su fútbol habitual y la entrega de la iniciativa al Barcelona eran signos inequívocos de una flaqueza local que acabaría por desnivelar el encuentro. Y así fue. A poco más de veinte para la conclusión, Piqué inauguró el marcador tras recibir un centro desde la banda derecha.

Los locales comenzaron a mostrar signos evidentes de cansancio tras el derroche físico efectuado desde el comienzo del partido en su intento de robar la pelota a un rival que volvió a dar una clase magistral de circulación de balón. Ante un Villarreal noqueado, a los de Guardiola les bastó con mostrarse firmes en defensa para dormir un partido que fue perdiendo intensidad poco a poco, pero en el que tuvo que aparecer de nuevo Valdés para realizar una intervención milagrosa ante un disparo a bocajarro de Cazorla. El pitido final de Ramírez Domínguez puso punto y final a un partido con el que el Barcelona da un golpe de efecto casi definitivo a la Liga tras el pinchazo del Real Madrid en el Santiago Bernabéu ante el Sporting. Ocho jornadas para el final, ocho puntos de ventaja para un líder que sale de El Madrigal con medio título en el bolsillo.