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Real Madrid - Villarreal | La contracrónica

¡Así gana el Madrid!

Mucho Barça, mucho Barça, pero el Madrid está a sólo dos puntitos y con una sensación de poderío que se reflejó ante un Villarreal 'cum laude'. Cristiano se salió del mapa y remontó un partidazo inolvidable. Fútbol de bandera. Chapeau a todos.

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¡Así gana el Madrid!

Noche loca. Señoras y señores, durante dos horas el mejor fútbol que se haya visto en muchos años se jugó en el santuario de La Castellana, que acabó vibrando con 78.000 almas dando las gracias por tan grandioso espectáculo. Al Villarreal de Garrido hay que hacerle un monumento por su primoroso primer tiempo. Fútbol a un toque, con Borja Valero dejando claro que desde La Fábrica de Valdebebas salen talentos desaprovechados de forma inexplicable. Recuerdo que con el boss Relaño le vimos en un At. Pinto-Real Madrid C, con Sacchi de testigo, en el que constatamos lo que ayer quedó claro. Jugón. La conexión de B.V. con Cazorla, Bruno, Cani y Rossi fue letal durante media hora para enmarcar en un clínic de fútbol delicatessen. Pero señoras y señores, enfrente estaba una leyenda viva llamada Real Madrid Club de Fútbol.

Un equipo colosal. Le leí una vez a un novelista francés del siglo XIX, Honoré de Balzac, que "en las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte". El paisano de Kopa y Zidane debió ser socio del Madrid en su otra vida. La reacción de los boinas verdes de Mourinho y del propio entrenador será recordada durante mucho tiempo. Xabi Alonso manejó el pincel como Miguel Ángel creando la Capilla Sixtina, Di María y Marcelo empezaron a hacer kilómetros como el Correcaminos de El Coyote y un ángel llamado Cristiano irrumpió en la escena. Dios mío, ¡qué pedazo de futbolista!

De otro mundo. Decía Jorge Mendes, su agente, consejero y padre en funciones (el biológico murió hace años), que Cristiano terminará siendo "el mejor jugador de la historia". Ojo que no va mal tirado. Su físico no es de este planeta. Llega al minuto 90 silbando como una rosa y fuerte como una manada de búfalos. Le achacaban, con razón, que le perdían sus gestos innecesarios y su individualismo exagerado. Pues de ese Cristiano ya no queda nada. El de ahora es un regalo de los dioses, que atrae a la capital y al estadio hasta a Chad Ochocinco, al que los eruditos en la materia definen como un galáctico del fútbol americano. Cristiano busca, se desmarca, propone y dispone. Saca su fusil de ocho cañones cuando es preciso, pero regala un gol a Kaká que nos recuerda que ambos son los Balones de Oro de 2007 y 2008. El 7 ya lleva 30 goles esta temporada (22 en Liga, 4 en Champions y 4 en Copa). El récord de Zarra y Hugo Sánchez tiembla, y Messi ya le ve en la lejanía como vio Robert Millar a Perico Delgado cuando éste se escapó con Recio camino de las Destilerías DYC para ganar una Vuelta a España inolvidable. El Bernabéu se entregó a la emoción de un fútbol de verdad, sin trucos de PlayStation. El fútbol que hizo anoche el Madrid es el que justifica que mi padre se olvide de la lluvia y el frío y acuda a su abono para disfrutar de lo mucho que nos queda por ver. Esta Liga dejará huella...

Mou, ¿lo ves?. Míster, olvídate del 9. Aquí tienes el Paraíso y con esta plantilla no hay ochomil que no puedas coronar. Tu reajuste táctico en el descanso fue de diez. La afición está a mouerte contigo. ¡Mou, Mou!

Eufóricos. Así están mis amigos Nando, fundador de la Peña TR7 de Jamaica, Sebastián de Alaior, Santi de Valdemoro, Angelito de Guadalajara, Lucio de Tenerife, Jaime de Abarán, Forchi de 7 Cobeña, Chemo y Mochi de Villarcayo y el joven Morata, que hizo ayer doblete con el Castilla y es vikingo a tope. ¡HALA MADRID!