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Barcelona | La intrahistoria

Ocho días que cambiaron el curso de un club

S. G.
Actualizado a

En el origen de todo este lío de los avales se sitúa en una decisión que en su día pareció de lo más inocente, pero que al final resultó decisiva para todos los acontecimientos que se llevaron a cabo a partir de entonces en el entorno del Barcelona.

Después de lograr su apabullante victoria electoral en el 2003, Joan Laporta y los suyos aceptaron tomar el mando de la entidad el 22 de junio del 2003. Fatal decisión, porque esos ocho días que van del 22 al 30 les acabarían computando como un año de mandato, pues marca la Ley del Deporte que las actas de los clubes que no son Sociedades Anónimas Deportivas deben cerrarse a 30 de junio. Cierto es que Laporta, Soriano y Rosell no perdieron el tiempo en esos días y que le cargaron a la gestión de Joan Gaspart un pasivo de 75 millones de euros que nunca se reclamó por la vía de la responsabilidad civil al anterior presidente, a diferencia de lo que ha pasado ahora. No es menos cierto que al partir de unas pérdidas tan enormes, a la junta de Laporta y Rosell les fue relativamente fácil mejorar los números y dejar de avalar en un decir jesús. Esos ocho días acabaron en una moción de censura promovida por Oriol Giralt.