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Copa del Rey | Valladolid 0 - Espanyol 2

La gran noche de Álvaro encarrila la eliminatoria

El canterano, 'pichichi' perico, bigoleó ante el Valladolid.

Ignacio Bailador
Actualizado a
<b>UNA PIÑA. </b>Los jugadores del Espanyol se abrazan a Álvaro Vázquez para celebrar uno de sus dos goles de anoche en el Nuevo Zorrilla.
UNA PIÑA. Los jugadores del Espanyol se abrazan a Álvaro Vázquez para celebrar uno de sus dos goles de anoche en el Nuevo Zorrilla.

El canterano del Espanyol Álvaro sentenció la eliminatoria a falta del encuentro de vuelta. Sus dos goles marcaron la diferencia entre un equipo de Segunda con muchos de los menos habituales en el once y otro de Primera, la revelación de la Liga BBVA, que tiene una ilusión bárbara por la competición copera y que puso en liza a muchos de sus titulares comandados por Luis García e Iván Alonso. Fueron mejores los catalanes, pero tuvieron una ayuda que no necesitaban. Teixeira Vitienes decidió expulsar a Jesús Rueda en el minuto 19 por una acción que reconoció a los jugadores no había visto. Era un balón dividido, el blanquivioleta levantó el pie y se encontró con el pecho de Baena que cayó al suelo. ¿Falta? Sí. ¿Amonestación por juego peligroso? Puede, pero jamás tarjeta roja.

La decisión del trencilla rompió un partido que habían comenzado dominando los catalanes que buscaban con mucha intención la portería de Justo Villar. No disimulaban los de Pochettino, querían resolver la eliminatoria en Pucela. Los locales sólo hacían daño por la banda izquierda con un motivadísimo Jofre, que lo intentó en la primera parte hasta que le aguantaron las fuerzas. Óscar tuvo la mejor ocasión de los castellanos tras una gran jugada, precisamente, del catalán. Las fuerzas parecían igualadas hasta que Teixeira, siempre Teixeira (¿quién no se acuerda del gol que anuló el año pasado en Getafe a Bueno por fuera de juego cuando estaba en posición legal cuatro metros?) decidió ir de justiciero con el de menor categoría, con el débil, y expulsó a Rueda.

Con 10. Entonces, el Valladolid dio un paso atrás, le regaló campo al Espanyol y dejó arriba, solo, como una isla a Keita, por si el guineano cazaba alguno de los balones largos que le lanzaban. Nada que rascar. Los blanquiazules vieron la puerta abierta, e insistieron con lanzamientos de Luis García a los que respondió muy bien Villar que, sin embargo, no pudo hacer nada ante Álvaro. Recibió un balón interior, se fue de Arzo y se la cruzó al paraguayo. Perfecto. A partir de ahí, los de Pochettino manejaron el partido a su antojo. Marcaron el segundo a la salida de un córner y esperaron a madurar el partido por si podían ampliar la renta. No lo consiguieron. Tampoco les hizo falta.